Sylvia Trachsler

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Sylvia Trachsler

En diciembre de 2006, a Sylvia Trachsler, de 58 años, se le diagnosticó cáncer de mama y se le recomendó someterse a una terapia convencional. Decidió pensarlo y visitó a varios otros médicos en busca de una segunda opinión, lo cual es un derecho de todo paciente.

Finalmente, conoció al charlatán, y convicto asesino, Tullio Simoncini, quien posteriormente afirmó que nunca comenzó un tratamiento con bicarbonato de sodio con la mujer.

Según su compañero, Simoncini voló a los Países Bajos y comenzó a tratar a Sylvia con inyecciones intratumorales de bicarbonato de sodio, con la ayuda de un asistente. Sylvia recibió hasta 20 inyecciones en su tumor de mama. Poco después se enfermó y, en un estado casi de muerte, el departamento de bomberos la sacó de su departamento y la presentó en el departamento de primeros auxilios del Centro Médico de la Universidad Gratuita de Ámsterdam.

Tullio Simoncini.

En octubre de 2007 se levantaron cargos contra la clínica de medicina preventiva especializada en medicinas alternativas en la ciudad de Bilthoven, Holanda. Sylvia Trachsler fue tratada en esa clínica, posteriormente, fue ingresada en el departamento de emergencias del Centro Médico de la Universidad Libre de Ámsterdam, donde falleció a los pocos días –el 8 de octubre de ese año–. La causa de muerte fue la alcalosis metabólica (el joven siciliano Luca Olivotto falleció de lo mismo al ser tratado por el mismo Simoncini).

El médico internista que ahí la trató se negó a firmar el certificado de defunción, por considerar que Sylvia no murió a causa de la enfermedad, sino por causas no naturales, por lo que se contactó con la policía. Una autopsia reveló que Sylvia no murió del cáncer de mama. Tenía varias manchas de inyección en el pecho mutilado, azul e hinchado. La dirección de la clínica negó haber tenido algo que ver con eso, pero, gracias a dos reporteros tenaces del periódico holandés De Volkskrant, se logró descubrir qué había pasado. El Ministerio Público y la Inspección de Cuidado de la Salud de Holanda abrieron una investigación del caso, y concluyeron que la administración de bicarbonato de sodio a pacientes de cáncer es peligrosa.

Al ser contactado por los medios de comunicación en Italia, Simoncini afirmó repetidamente que Sylvia no había sido tratada por él con bicarbonato de sodio. Sin embargo, varias personas, incluido el personal de la clínica preventiva, confirman que Sylvia sí fue tratada por Simoncini. El grupo de apoyo anónimo de Simoncini frustra la cobertura de noticias en los medios e intenta degradar el evento: 'Sus noticias durarán uno o dos días, pero siempre estaremos allí', declararon.

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