Suplementos alimenticios

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Suplementos alimenticios
Fraudes y charlatanería

Los suplementos alimenticios son productos a base de hierbas, extractos vegetales, alimentos tradicionales, deshidratados o concentrados de frutas, adicionados o no, de vitaminas o minerales, que se puedan presentar en forma farmacéutica y cuya finalidad de uso sea incrementar la ingesta dietética total, complementarla o suplir algún componente, de acuerdo al artículo 215, fracción V, de la Ley General de Salud de México. Son también llamados suplementos nutricionales.

Qué no es suplemento alimenticio

Según la legislación sanitaria mexicana, los suplementos alimenticios no pueden estar compuestos únicamente de vitaminas y minerales. Se debe revisar la etiqueta del producto, si contiene únicamente vitaminas y minerales, se trata de un medicamento vitamínico, no de un suplemento alimenticio.

La cantidad de vitaminas y minerales adicionados, no deben exceder los límites establecidos por el Reglamento de Control Sanitario de productos y servicios de cada país.

Ingredientes prohibidos

Los suplementos alimenticios tampoco pueden contener sustancias con acción farmacológica (naturales o sintéticas), por ejemplo: saw palmetto (planta), efedrina, anfetaminas o sus derivados, entre muchas otras.

Los suplementos alimenticios no deben contener:

  • Procaína
  • Efedrina
  • Yohimbina
  • Germanio
  • Hormonas animales o humanas
  • Sustancias farmacológica reconocidas
  • Sustancias que representen riesgos para la salud

Las plantas que no se permiten para infusiones o te, según el punto uno del Acuerdo por el que se determinan las plantas prohibidas o permitidas para tés, infusiones y aceites vegetales comestibles.

Ni las plantas con toxicidad conocida de la Farmacopea Herbolaria de los Estados Unidos Mexicanos.

Los suplementos alimenticios no requieren contar con registro sanitarios, es decir, no pasan pruebas exhaustivas para demostrar su eficacia, calidad y seguridad antes de ser comercializados Su vigilancia se realiza cuando ya están en el mercado, por lo que es muy importante que los productores actúen con responsabilidad y cumplan con los requisitos de ingredientes y etiquetado.

Los productores de suplementos alimenticios presentan un trámite llamado “aviso de funcionamiento”, por el cual declaran que inician operaciones de un cierto establecimiento donde se producirán determinados productos.

Consideraciones principales

La medicina complementaria y alternativa está experimentando un auge sorprendente debido al creciente interés del público en la profilaxis de enfermedades, en la nutrición, y en mejorar la salud y el bienestar. Una importante contribución a este desarrollo incluye suplementos nutricionales, como vitaminas, antioxidantes y hierbas, dietas formuladas para reducir peso y preparaciones mal definidas para dar forma al cuerpo. La mayoría de las personas que usan estos productos deben ser consideradas clientes en lugar de pacientes ya que estos productos no tienen intención de tratar específicamente las enfermedades, sino mejorar la salud en general. La mayoría de las personas usan suplementos alimenticios y de herbolaria en una forma de automedicación con un considerable gasto personal sin consultar antes a sus médicos. Una encuesta nacional en los EE.UU. reveló una prevalencia entre el 37.5% y el 67%[1] y un aumento constante en el uso de las hierbas medicinales y suplementos nutricionales.[2] Las ventas de estos productos son enormes; por ejemplo, un impresionante 33 mil millones de dolares se gastaron en productos para bajar de peso solo en 1999.[3] Uno pudiera creer que este desarrollo en realidad refleja una mayor conciencia del público acerca de la prevención de enfermedades, incluso si los beneficios reales de estas sustancias para los consumidores son menores. Sin embargo, existen varios problemas:

  1. Los informes sobre reacciones adversas, en particular lesión hepática, se han acumulado, por lo que, estos preparados no siempre son tan inofensivos como se percibe actualmente.[4]
  2. En la mayoría de los países occidentales, incluyendo la Union Europea y los EE.UU., los suplementos nutricionales y los preparados a base de plantas están exentos de las estrictas regulaciones de licencias impuestas rutinariamente a las drogas sintéticas o medicamentos antes de sacarlos en el mercado. Las preparaciones de medicina complementaria y alternativa se manejan como productos alimenticios para los que no se requiere una aprobación previa a la comercialización. La responsabilidad permanece enteramente con la empresa y ninguna prueba de seguridad, ya no digamos eficacia, tiene que ser proporcionada.
  3. Cada vez más, los clientes compran hierbas y suplementos nutricionales a partir de fuentes de Internet, en gran medida anónimos, sin consultar a un médico o un farmacéutico.
  4. La composición de la mayoría de los productos no está suficientemente caracterizada, a menudo no etiquetados, no marcados, muy variables y no existen efectos beneficiosos claros para los consumidores.
  5. Las empresas afirman que las supuestas ventajas para la salud sólo se hacen visibles a través del uso regular a largo plazo, aunque esto no está respaldado por evidencia clínica. Por lo tanto, los altos costos de estos productos están en completo contraste con sus beneficios no probados.[5][6]
  6. A menudo, el nivel de conocimiento de los médicos acerca de los suplementos dietéticos y de herbolaria, su regulación y los peligros potenciales, es vago y su conocimiento de los preparados de medicina complementaria y alternativa como una fuente potencial de daños a la salud es bajo.[7]
  7. Los productos se presentan a menudo de una manera que aumenta esperanzas infundadas y expectativas que no pueden cumplirse. Se ha de destacar que la información en línea acerca de los productos ofrecidos constituyen anuncios publicitarios en lugar de la información científica seria; esta distinción es a menudo difícil de hacer para los clientes más profanos.

Productos milagro

En muchas ocasiones, los "suplementos alimenticios" pretenden tener características que no poseen por lo que se les consideran productos milagro y entran en el terreno de la pseudociencia y los fraudes. Los productos que dicen ser suplementos alimenticios, pero al mismo tiempo anuncian que sirven para tratar o curar una enfermedad, síntomas o padecimientos, a través de su publicidad o de vendedores o promotores: no son verdaderos suplementos alimenticios y están engañando a los incautos.

Como consumidor, se debe desconfiar de los productos que se valen de publicidad en infomerciales, internet, vendedores o promotores independientes, para prometer soluciones fáciles a situaciones complicadas, como: evitar o curar la diabetes, el alzheimer, la artritis; “remover” los kilos de más, mejorar el desempeño sexual, entre otras falsas promesas.

Antes de consumir un producto (suplemento alimenticio o no) que le prometa muchos beneficios en un solo empaque, tome en cuenta los siguientes puntos:

  1. ¿El producto es demasiado bueno para ser verdad? Desconfíe de los productos que prometen mucho, de aquellos que dicen combatir enfermedades graves (obesidad, diabetes, cáncer y alzheimer) o mejorar diferentes funciones corporales en un lapso breve (perder peso, reducir el colesterol, regenerar el hígado, entre otros).
  2. No todo sirve para todos. Para el tratamiento de cualquier enfermedad, eliminar los síntomas o incluso para llevar el control de la alimentación es necesario definir un plan personalizado para cada individuo. No todas las personas reaccionan de la misma manera ante un producto. Si usted padece una enfermedad, debe acudir con un profesional de la salud y seguir un tratamiento diseñado a su medida, así como darle seguimiento a su progreso.
  3. “Natural” no es igual a seguro. Las leyendas como “producto 100% natural”, de origen natural, elaborado con base en una sustancia de origen natural, entre otras, no significan que el producto no provocará ningún efecto secundario.

Existen un gran número de ingredientes de origen vegetal que pueden resultar tóxicas. No confíe en la frase “si no sirve cuando menos no me hará daño”.

  1. Sólo los medicamentos, pueden publicitarse o venderse con el fin de prevenir, tratar o curar enfermedades. Reflexione: Si el producto es tan bueno como dice su publicidad ¿por qué no lo recetan los médicos?
  2. ¿Tiene tiempo en el mercado o sólo está de moda? Cuando en la publicidad aparecen declaraciones como el más reciente descubrimiento científico, seguramente se trata de exageraciones, reinterpretaciones de notas de prensa sobre algún avance científico o de información publicada a la ligera. La realidad es que las sustancias que, después de investigaciones científicas, han demostrado ser efectivas o tener alguna propiedad para la salud, continúan utilizándose por mucho tiempo en la elaboración de productos, con la debida autorización sanitaria.
  3. Cuidado con los personajes de la publicidad. El fin de todo lo que se comunica en la publicidad, es generar una sensación de confianza en el consumidor. En la publicidad, abundan actores y personas que reciben una remuneración por seguir un guión creado por un publicista, por ejemplo:
  • Personas que dan “su testimonio” sobre los resultados del producto.
  • Las y los modelos y actores o actrices que nunca han usado el producto, sino que se someten a estrictas dietas y regímenes de ejercicio para tener una figura esbelta. Como ejemplo se puede poner a Maribel Guardia promocionando Logar.
  • Los doctores o científicos que se prostituyen para promocionar un producto, aun cuando su imagen se acompañe de una cédula, tampoco son garantía de que el producto sea seguro, eficaz y de calidad, no importa si es Diane Pérez quien lo promociona. La publicidad busca únicamente generar en el consumidor una sensación de confianza.

Referencias y ligas externas

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  1. Kessler RC, Davis RB, Foster DF, Van Rompay MI, Walters EE, Wilkey SA, et al. Long-term trends in the use of complementary and alternative medical therapies in the United States. Ann Intern Med 2001; 135:262–268.
  2. Tindle HA, Davis RB, Phillips RS, Eisenberg DM. Trends in use of complementary and alternative medicine by US adults: 1997–2002. Altern Ther Health Med 2005;11:42–49.
  3. Mokdad AH, Serdula MK, Dietz WH, Bowman BA, Marks JS, Koplan JP. The spread of the obesity epidemic in the United States, 1991–1998. JAMA 1999;282:1519–1522.
  4. Stickel F, Patsenker E, Schuppan D. Herbal hepatotoxicity. J Hepatol 2005;43:901–910.
  5. Bjelakovic G, Nagorni A, Nikolova D, Simonetti RG, Bjelakovic M, Gluud C. Meta-analysis: antioxidant supplements for primary and secondary prevention of colorectal adenoma. Aliment Pharmacol Ther 2006;24:281–291.
  6. Stickel F, Schuppan D. Herbal medicines in the treatment of liverdiseases. Dig Liv Dis 2007;39:293–304.
  7. Ashar BH, Rice TN, Sisson SD. Physician‘s understanding of the regulation of dietary supplements. Arch Intern Med 2007;167:966–969.
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