Sindonología
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La sindonología es la pseudociencia que tiene como objetivo probar con supestos argumentos científicos que Cristo era el hijo de Dios. Para ello, científicos poco escrupulosos, e incluso claramente mendaces, no han vacilado en emplear las técnicas más avanzadas de la era espacial en apoyo de un gigantesco fraude y de un gran negocio encubierto bajo el pretexto de la religión.
Antecedentes
Cuando el asunto del Sudario de Turín (o Sábana Santa), salió a la luz, los eclesiásticos defendieron la legitimidad de la reliquia; los librepensadores, afirmaron que era una falsificación más, de las muchas que había perpetrado la Iglesia para embaucar al pueblo ignorante. Sólo cinco años después de la publicación de las fotografías de Secondo Pía, el erudito español Modesto Hernández tenía catalogados «más de tres mil artículos aparecidos en revistas y periódicos de toda especie y numerosos folletos».
Los nuevos devotos del Sudario de Turín se inventaron una nueva pseudociencia, la sindonología (aunque esta denominación sólo se divulgó muchos años después).
La palabra proviene del griego sindone, sábana, como se denomina la mortaja de Cristo en los Evangelios. El sudario es un objeto limitado pero tiene varias ciencias reales detrás: Geología, Biología, Matemáticas, Astronomía, etc. Todas estas ciencias se han convertido en auxiliares de la sindonología y la lista se amplía de día en día incluso con las aportaciones más sorprendentes; por ejemplo, «los paleoclimatólogos, los arqueoquímicos, los vulcanólogos, y exorcistas, dado que en algún momento los sindonólogos consideraron la posibilidad de que el sudario fuera un artefacto fabricado por Satanás mismo para poner en aprietos a la Iglesia.
La sindonología nunca ha superado la categoría de pseudociencia, dado que se halla lejos de cumplir las cinco condiciones que el método científico o experimental requiere: delimitación del objeto de estudio; observación escrupulosa de todo lo que se refiere a ese objeto, anotando todos los datos esenciales y eliminando los accesorios; formulación de una hipótesis sobre el objeto, y, finalmente, sometimiento de esta hipótesis a ensayo para probarla o refutarla. Si la hipótesis resulta cierta después de esas pruebas, poser pasar a elaborar una teoría. Por otra parte, la sindonología carece de un requisito esencial de toda ciencia para evitar que estudiosos bienintencionados presenten como datos científicos meras especulaciones subjetivas: no existe oposición científica, no hay expertos que propongan una teoría alternativa y se esfuercen tanto como los sindonólogos por probar lo contrario.
Existen poderosas organizaciones sindonológicas empeñadas en probar que el sudario es la verdadera mortaja de Jesucristo, pero los científicos independientes no se molestan en refutar tan peregrina aseveración, sencillamente no toman en serio a los sindonólogos. Por otra parte cabe preguntarse si los propietarios de la sábana habrían permitido el examen directo de la reliquia por científicos que trabajaran sobre la hipótesis de su falsedad. Hasta hoy, los únicos investigadores verdaderamente independientes que han analizado la sábana han sido los laboratorios del radiocarbono que la fecharon como obra medieval.
La falsedad científica de la sindonología es, por otra parte, explícitamente reconocida por uno de los más prestigiosos sindonólogos españoles, Julio Marvizón Preney (n. 1942), quien no tiene reparo en confesar que «los hombres de ciencia que la han estudiado jamás pensaron en subordinar la fe a la razón». Es decir, en todo momento, la fe predominó sobre la razón.
Los sindonólogos, en su afán por divulgar su mensaje, se esfuerzan en dar la impresión de que la comunidad científica internacional los respalda.[1]
Referencias y ligas externas
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