Hipnosis

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La hipnosis es un estado profundamente relajado en el que una persona (el sujeto) se vuelve inusualmente receptiva a las sugestiones hechas por otro (el hipnotizador). Los científicos no están de acuerdo sobre si la hipnosis es un estado alterado de conciencia (trance), diferente del sueño y la vigilia, o si sus efectos pueden ser explicados por las expectativas del sujeto y otros presentes. Su uso como forma de entretenimiento en el escenario y en la televisión ha disuadido a muchos de estudiarlo seriamente, pero también se ha utilizado tanto en la práctica médica y psicoterapéutica como en la investigación.

Antecedentes

Una sesión de hipnosis comienza con el sujeto en postura relajada y el hipnotizador haciendo una serie de sugestiones, conocidas como "inducción hipnótica". Estas sugestiones están dirigidas a hacer que el sujeto se relaje y se absorba en pensamientos e imágenes mencionadas por el hipnotizador. A veces, a un sujeto se le puede pedir que fije su mirada en un pequeño objeto, luz o patrón mientras escucha al hipnotizador. La monotonía de esta actividad ayuda a inducir la relajación y la apertura a la sugestión. Cuando la inducción está completa, el hipnotizador puede hacer varias sugestiones para probar la profundidad del estado hipnótico. Por ejemplo, se le puede decir al sujeto que una extremidad se ha vuelto rígida e inmóvil o que una parte del cuerpo se mueve por sí misma (sugestiones ideomotoras). Las sugestiones perceptuales inducen experiencias en el sujeto, como la sensación de que un brazo se ha vuelto muy pesado o muy frío. Experiencias complejas también pueden sugerir, por ejemplo, que el sujeto está participando en algún evento social o reviviendo una experiencia pasada. Los sujetos pueden responder libremente a estas situaciones, o pueden ser dirigidos a adoptar una respuesta particular; así, se les podría decir: "Tu pie se calienta cada vez más y para aliviar esto debes quitarte el zapato y ponerlo sobre la mesa". Cualquier respuesta puede ser dirigida a tener lugar después de que la sesión hipnótica ha terminado (sugestión posthipnótica). Las personas también pueden ser instruidas a olvidar la instrucción dada, de modo que más tarde actúan debido a ella sin saber la razón.

Los hipnotizadores de escenario a menudo seleccionan a sujetos muy sugestionables, tanteando a toda una audiencia para ver qué personas responden mejor. Estos individuos serán los sujetos que pueden ser inducidos a realizar los actos más extraños con el mayor valor de entretenimiento. Una de esas "pruebas" favoritas es la de inserción de una aguja en la piel, en la que el hipnotizador sugestiona al sujeto haciéndole creer que cierta área de la piel del brazo está anestesiada. El hipnotista inserta una aguja de modo que, en ocasiones, la punta puede salir por el otro lado y casi sin derrame de sangre.

El psicólogo estadounidense Ernest Hilgard (1986) estimó que alrededor del 15 por ciento de las personas son altamente susceptibles a la hipnosis y que del 5 al 10 por ciento son altamente resistentes. También mostró que la susceptibilidad disminuye con la edad, hecho que ha llevado a algunos investigadores a creer que refleja una característica biológica.[1]

Generalmente los hipnotizadores afirman que nadie puede ser hipnotizado para hacer algo que sea en "contra su voluntad". En la práctica, esto parece significar cualquier cosa que entre en conflicto con su código moral o sus valores personales, pero intentar demostrar esto puede ser contraproducente. Un profesor universitario solía demostrar la hipnosis a sus clases de psicología y terminar con una sugestión de que los sujetos se quitarían la ropa. Los estudiantes rechazaban invariablemente la sugestión, pero un día, una joven mujer comenzó a desnudarse sin vacilar. El profesor terminó apresuradamente la sesión y le preguntó por qué no se había negado como los demás. Ella respondió que estaba pagándose sus estudios universitarios trabajando los fines de semana como bailarina exótica. Quitarse la ropa delante de un grupo de extraños no era nada inusual para ella.

La historia de la hipnosis

El poder de la sugestión en la realización de "curas milagrosas" puede haber sido conocido desde tiempos bíblicos y fue mencionado por Esculapio en 400 AEC. Sin embargo, el interés moderno en el fenómeno se remonta generalmente a Franz Anton Mesmer, un médico austríaco que practicaba en París en la década de 1780. Mesmer creía que todos poseían campos magnéticos, a los que llamaba "magnetismo animal", y que las enfermedades se producían cuando había perturbaciones en el equilibrio de estos campos. Puesto que creía que su propio magnetismo era inusualmente abundante, pensó que podía curar las enfermedades canalizando parte de su excedente en pacientes para restaurar el equilibrio en sus propios campos.

Mesmer tenía pacientes sentados en una habitación oscura mientras se tocaba música suave. A su alrededor había barriles de agua, vidrio molido y limaduras de hierro, que supuestamente influían en los campos magnéticos. Mesmer se puso una túnica de teatro y llevó una barra de hierro, con la que golpeó ligeramente a los pacientes de pasada. Algunos estaban tan afectados que tenían ataques o convulsiones y tuvieron que ser llevados a otra habitación para recuperarse. Todo el escenario fue diseñado para impresionar con sugestiones de poder místico, y algunos pacientes informaron sanaciones. Sin embargo, un comité creado por el rey Luis XVI para investigar a Mesmer concluyó que las curaciones se debían, no al magnetismo animal, sino a las sugestiones, y el trabajo de Mesmer cayó en descrédito. Su nombre sobrevive en la palabra inglesa "mesmerize".

En la década de 1840, James Eskdale, un médico británico que trabajaba en la India, informó la realización de operaciones quirúrgicas sin dolor sin anestesia utilizando solo la hipnosis, un término acuñado por un colega de la palabra griega para sueño. Según Eskdale, los pacientes no reportaron ningún dolor durante la cirugía, y no tenían memoria de dolor después. Los anestésicos se estaban desarrollando, sin embargo, y se prestó poca atención a su trabajo.

Hipnosis como entretenimiento

Dado que los sujetos hipnotizados pueden ser inducidos a realizar actos sugestivos o ultrajantes delante de los demás, la hipnosis se ha utilizado durante décadas como una forma de entretenimiento en el escenario y la televisión. En México fue muy famoso Taurus do Brasil (1925-2009) y su hijo John Milton. Ambos llevaban sus ejecuciones al teatro. A veces hacían la demostración del truco de tablón humano. En este truco, el sujeto generalmente se coloca sobre los marcos de tres sillas y se le dice que su cuerpo se ha vuelto totalmente rígido. El hipnotizador entonces quita la silla media, dejando al sujeto suspendido de las otras dos sillas por la cabeza y los talones. Con frecuencia se hacen sugestiones perceptivas más complejas, de modo que todo un grupo de sujetos actúan diferentes respuestas a una palabra en particular del hipnotizador o algún otro estímulo desencadenante. Estas respuestas podrían ser gritar, cantar o hacer una impresión animal. También se crea una historia ficticia que los participantes actúan como si fuera real. Todo con los ojos cerrados. Estos efectos se refieren a menudo como "alucinaciones", pero cuando se les pregunta después de ser haber sido parte de una experiencia hipnótica, los sujetos indican claramente que realmente no vieron los efectos sugeridos, aunque en ese momento se comportaron como si hubieran sido verdaderos. Las personas también pueden experimentar "alucinaciones negativas" (creer que algo está en verdad ausente). Sin embargo, aunque dirán que no pueden ver el objeto en cuestión, seguirán caminando alrededor de él, en lugar de chocar con él, como lo hacen los sonámbulos. Las personas que simplemente fingen ser hipnotizadas suelen chocar con tales objetos.

Dado que los hipnotizadores de entretenimiento han llevado a veces a los sujetos a realizar actos indecentes o inaceptables, la mayoría de los países occidentales ahora tienen algún sistema para la regulación o la concesión de licencias de hipnosis cuando se usan para el entretenimiento. Algunas personas han afirmado sufrir daño psicológico después de participar en la hipnosis de escenario, pero las revisiones recientes sugieren que hay poca evidencia para apoyar sus declaraciones.[2] Parece probable que los sujetos que experimentan problemas después del evento puedan atribuirlos a haber sido hipnotizados, y otros pueden sentir, en retrospectiva, que fueron humillados por ser un espectáculo público.

El uso terapéutico de la hipnosis

Desde Mesmer, la hipnosis ha sido utilizada por muchos médicos, psiquiatras y psicoterapeutas con fines terapéuticos. Al uso de la hipnosis con fines terapéuticos se le conoce como hipnoterapia.

Además de la relajación general, los usos terapéuticos incluyen sugestiones encaminadas a fomentar el cambio de actitudes y comportamientos, por ejemplo, para mejorar la autoestima y la confianza o para reducir el antojo de tabaco. Naturalmente, estos cambios deben ser acordados de antemano entre el terapeuta y el paciente.

Además de los problemas psicológicos o de comportamiento, los trastornos psicosomáticos (dolencias físicas con una causa psicológica), según se informa, son susceptibles de tratamiento hipnótico, y una serie de estudios científicos confirman que esto puede ser así. Estos trastornos incluyen dolores de migraña, algunos problemas intestinales tales como síndrome del intestino irritable, asma, y ​​varios problemas de la piel tales como eczema, psoriasis e incluso verrugas.[3] Dado que los médicos generalmente aceptan que hay un elemento psicológico en muchas enfermedades físicas, no es sorprendente que la hipnosis también se haya utilizado en el tratamiento de una enfermedad "puramente" física. Por lo tanto, se ha utilizado para aliviar el dolor tanto en la práctica médica y dental, así como en procesos naturales como el parto.

Es muy difícil evaluar muchas afirmaciones sobre la eficacia terapéutica de la hipnosis, ya que todo el campo está plagado de problemas de definición. Por ejemplo, muchos terapeutas usan elementos de la hipnosis en su trabajo, como la relajación y la sugestión, sin llamarlas por ese nombre. También es cierto que la sugestión puede tener efectos significativos fuera de la hipnosis, como el bien conocido efecto placebo -la tendencia de las personas a reportar mejoría cuando reciben algún tratamiento, incluso uno que no tiene valor de tratamiento. La clasificación de estas influencias requiere un diseño experimental muy cuidadoso y una evaluación estadística de los resultados. Sin embargo, en un informe del año 2001, la British Psychological Society aceptó que puede haber valor terapéutico en la hipnosis tanto para problemas físicos como psicológicos.[4]

La naturaleza de la hipnosis

Curiosamente, aunque el fenómeno ha sido conocido y utilizado durante 200 años, la naturaleza de la hipnosis ha recibido poca atención científica hasta las últimas décadas. Inevitablemente, hay desacuerdo entre los investigadores sobre lo que realmente es la hipnosis, y han surgido dos escuelas de pensamiento. Una toma la visión tradicional de que la hipnosis es un estado de trance, un estado de conciencia diferente del sueño y la vigilia. La otra cree que la hipnosis no es más que un juego de roles sociales, inducido por las expectativas del sujeto y, tal vez, por el público, si lo hay. Ambas teorías tienen problemas en términos de explicar todos los fenómenos asociados con la hipnosis.

Entre los teóricos del "estado" se destaca Ernest Hilgard, quien propuso la teoría de la "neo-disociación". De acuerdo con esta teoría, la hipnosis divide la conciencia en canales separados y paralelos de la actividad mental, de modo que el sujeto puede atender al hipnotizador y a otros eventos simultáneamente. Así, cuando se le dijo a un sujeto bajo hipnosis que era sordo, actuó como uno. Sin embargo, cuando se le pidió que diera una señal si es que había alguna parte de él que todavía podía escuchar, éste dio la señal. De manera similar, cuando se les dice que una de sus manos está anestesiada, los sujetos típicamente dicen que no pueden sentir cuando esa mano ha sido tocada. Sin embargo, cuando se tocan las dos manos varias veces y se pide a los sujetos que cuenten el número de toques, informan el número total de toques a ambas manos, incluida la anestesiada. Al igual que el "sordo" que todavía podía oír, parece que hay una parte de ellos que todavía tiene sensaciones en el miembro anestesiado. el Dr. Theodore Xenophon Barber (1927–2005) argumentó que la hipnosis no es más que un sujeto que desempeña un papel de acuerdo con lo que siente que se espera de él. Lo que ellos hacen, Barber sugirió, es suspender las reglas normales de autocontrol, permitiéndoles llevar a cabo actos que normalmente son inhibidos. Ha demostrado que muchas demostraciones hipnóticas -incluyendo el truco del tablón humano- pueden ser realizadas por personas no hipnotizadas. Barber también demostró que incluso los hipnotizadores cualificados son incapaces de decir si alguien está genuinamente hipnotizado o simplemente fingiendo.[5]

La controversia y la investigación continúan. La revisión más reciente de la Sociedad Británica de Psicología 2001 informó que, 200 años después de Mesmer, no existe ninguna conclusión firme sobre lo que es realmente la hipnosis.

Véase también

Referencias y ligas externas

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  1. Hilgard, E. R. (1986). Divided Consciousness: Multiple Controls in Human Thought and Action. New York: John Wiley & Sons Inc. ISBN: 978-0471396024
  2. Heap, Michael (2000). “The Alleged Dangers of Stage Hypnosis”. Contemporary Hypnosis Volume 17, Issue 3, September, pages 117–126. DOI: 10.1002/ch.200
  3. Agras, W. S. 1984. “The Behavioral Treatment of Somatic Disorders”. En Handbook of Behavioral Medicine, Editor William Doyle Gentry. New York: W. H. Freeman. (pp 479-530). ISBN: 978-0898626360
  4. British Psychological Society (2001). The Nature of Hypnosis. Leicester: British Psychological Society. PDF para descarga. ISBN: 1854333550
  5. Theodore X. Barber (2000). “A Deeper Understanding of Hypnosis: Its Secrets, Its Nature, Its Essence”. American Journal of Clinical Hypnosis 42: 208–272. DOI: 10.1080/00029157.2000.10734361