Rey Salomón

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Salomón fue el segundo de los hijos que tuvieron el rey David y Betsabé. En la Biblia, el profeta Natán informa a David de que Dios ha ordenado la muerte a su primer hijo como castigo por el pecado del rey, quien había enviado a la muerte a Urías, marido de Betsabé, para casarse con su esposa (2 Samuel 12:14). Salomón es considerado el monarca más sabio y justo de la historia, según la Biblia.

En el Corán, Salomón es considerado uno de los más importantes profetas. Los musulmanes se refieren generalmente a él con la variante árabe, Sulayman.

La historia de Salomón se narra en el Primer Libro de los Reyes y en el Segundo Libro de las Crónicas. Fue sucesor de David, en el trono de Israel hacia el año 970 A.E.C. Su padre lo eligió como sucesor a instancias de Betsabé y Natán, aunque tenía hijos de más edad habidos con otras mujeres. Fue elevado al trono antes de la muerte de su padre, ya que su medio hermano Adonías se había proclamado rey, quien más tarde sería ejecutado por orden del mismo Salomón

Salomón emprendió numerosas obras arquitectónicas, entre las que destaca por encima de todas la construcción del Templo de Jerusalén como lugar para la permanencia del arca de la Alianza. El templo se mantuvo en pie desde la época del rey Salomón, en el siglo X a.C., hasta que fue destruido por el ejército del rey Nabucodonosor de Babilonia en 586 A.E.C. Salomón también destaca por la erección de un fabuloso palacio, la construcción de un terraplén que unía el templo con la ciudad de Jerusalén

Gracias a su sabiduría, Salomón llegó a hacerse muy famoso. En una ocasión, dos mujeres acudieron a él porque ambas afirmaban ser la madre de un bebé. ¿Qué hizo Salomón? ¡Ordenó que cortaran al niño por la mitad! La primera estuvo de acuerdo, pero la segunda enseguida suplicó que se lo dieran a la otra mujer. Así fue como Salomón supo que la segunda mujer era la auténtica madre. Cuando el resto de la nación se enteró de lo sucedido, comprendió que Salomón tenía la sabiduría de Dios.

Salomón no siempre se dejó guiar por la sabiduría de Jehová. Por ejemplo, aunque Dios había prohibido que los reyes tuvieran muchas esposas, se casó con cientos de mujeres y, para colmo, muchas de ellas adoraban dioses falsos. El resultado fue que, poco a poco, estas lo alejaron de Jehová y lo convencieron para que adorara ídolos. Por eso, Dios le dijo que su familia perdería gran parte del reino. La única razón por la que no lo perdería todo fue la promesa que Dios le había hecho a David. En efecto, a pesar de la traición de Salomón, Jehová se mantuvo fiel a su pacto con David.