Patrick Holford
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Patrick Holford |
Patrick Holford es el eje académico en torno al cual gira el movimiento del nutricionismo en Gran Bretaña, y el fundador del Instituto para una Nutrición Óptima. Esta organización ha formado a la mayoría de las personas que se definen como «terapeutas nutricionales» en el Reino Unido. Holford es la fuente de inspiración de sus prácticas comerciales y empresariales.
"Logros"
Los periódicos lo colman de elogios. Lo presentan como un experto académico. Sus libros son best sellers y ha escrito unos cuarenta. Hay traducciones de obras suyas a veinte idiomas y ha vendido más de un millón de ejemplares en todo el mundo, tanto entre los practicantes de sus ideas como entre el público en general. Algunas de sus obras más tempranas son encantadoramente fantasiosas. En una de ellas se presenta incluso un «kit de zahorí» para diagnosticar deficiencias nutricionales.
Holford se promociona insistentemente a sí mismo como un hombre de ciencia y ha sido nombrado recientemente profesor visitante en la Universidad de Teesside. Ha tenido varias veces un espacio televisivo en horario diurno y es difícil que pase una semana sin que aparezca en algún canal hablando de una u otra recomendación, de su último «experimento» o de algún «estudio». Ha aparecido en This Morning, Breakfast (de la BBC), Horizon, BBC News, GMTV, London Tonight, Sky news, CBS News (en Estados Unidos), The Late Show (en Irlanda), y muchos más espacios y canales televisivos.
Hay quien sigue creyendo que Holford es un destacado intelectual, no un vendedor de pastillas de vitaminas que trabaja para la industria de los suplementos alimenticios (con un volumen de negocio calculado en unos 50,000 millones de dólares), dato que casi nunca se menciona, sino un académico que encarna una manera concienzuda y visionaria de abordar las pruebas científicas y que constituye una auténtica fuente de inspiración.
Tonterías declaradas por Holford
AZT y Vitamina C
En la página 208 de su libro New Optimum Nutrition Bible, Holford afirma que
«El AZT, el primer fármaco anti-VIH que se puede administrar con receta, es potencialmente dañino y se está demostrando menos eficaz que la vitamina C». |
~Patrick Holford; New Optimum Nutrition Bible |
El problema es que el sida y el cáncer son temas muy serios, la verdad. Cuando leemos una afirmación tan radical como la de Holford, es posible que supongamos que se basa en algún tipo de estudio científico. Y, de hecho, en el texto figura una pequeña nota a pie (la no 23) que nos remite al artículo de un tal Jariwalla.
Lo primero que se advierte es que ese artículo no menciona el AZT por ningún lado. No compara el AZT con la vitamina C. Tampoco figura en él ningún estudio realizado con sujetos humanos. Se trata de un estudio de laboratorio en el que se examinaron unas cuantas células en una placa. Concretamente, se vertió un poco de vitamina C sobre esas células y se midieron una serie de indicadores complejos, como la «formación de sincitios celulares gigantes», en los que se apreciaron variaciones cuando la presencia de vitamina C en el medio era significativamente mayor. Todo muy correcto, sí, pero es evidente que este hallazgo salido de una mesa de laboratorio no sustenta en absoluto una aseveración tan drástica como la de Holford en su libro pseudocientífico. En realidad, parece otro ejemplo más de extrapolación crédula de unos datos preliminares de laboratorio a una hipótesis médica general en seres humanos reales, lo que ya sabemos que es una característica habitual de los llamados «nutricionistas».
El artículo de Jariwalla era perfectamente válido y jamás se ha dicho lo contrario. Medía algunos cambios complejos que se producían en el nivel biológico elemental de algunas células (colocadas en una placa) cuando se les añadía grandes dosis de vitamina C. Los métodos y los resultados habían sido impecablemente bien descritos por el doctor Jariwalla. Y no existe motivo alguno para dudar de la clara descripción que hizo de su procedimiento.
El fallo residía en la interpretación. Si Holford hubiera dicho que «el doctor Raxit Jariwalla descubrió que si se vierte vitamina C sobre unas células en una placa de laboratorio, la actividad de algunos de los componentes de éstas parece cambiar», y hubiese citado el artículo de Jariwalla, todo habría sido correcto. Pero no lo hizo. Él escribió que el «AZT, el primer fármaco anti-VIH que se puede administrar con receta, es potencialmente dañino y se está demostrando menos eficaz que la vitamina C». La investigación científica es una cosa. Lo que luego afirmamos que demuestra (o sea, nuestra interpretación) es otra enteramente distinta. La de Holford era una extrapolación ridículamente exagerada.
Holford Ha declarado que ya ha corregido su libro (lo cual no es verdad: ustedes mismos pueden leer la página completa de su libro en la red). No cambió nada en el cuerpo del texto del capítulo de su libro. Lo que hizo fue añadir unas palabras a la nota correspondiente del final del capítulo, en un tipo de letra reducido, mencionando referencias de otros trabajos sobre experimentos en los que (al menos) sí se llegó a verter tanto AZT como vitamina C sobre células en una placa de laboratorio (lo que no modifica en nada lo dicho hasta aquí), y pidiendo que se llevaran a cabo más investigaciones al respecto. Conviene señalar que Holford no se ofreció a sufragar los trabajos referenciados ni se ha ofrecido a subvencionar las investigaciones que él mismo exige, a pesar de su amplia participación empresarial en este sector con un volumen de negocio de 50,000 millones de dólares. A fin de cuentas, estamos hablando del mismísimo director de Ciencia y Educación de la empresa fabricante de suplementos alimenticios en pastillas BioCare, que vende una píldora de vitamina C en envases en los que figura su rostro.
Vitamina C y prevención de resfriados
En otra parte de su libro asegura que hay un ensayo que muestra que la vitamina C reduce la incidencia de los resfriados. Pero lo que existe de verdad es una revisión sistemática de Cochrane que reunió pruebas empíricas de los 29 ensayos diferentes llevados a cabo sobre ese tema (con un total de 11,000 participantes) y concluyó que no hay evidencia alguna de que la vitamina C prevenga los resfriados. El profesor Holford no facilita ninguna referencia de ese único y inusual ensayo (que se contradice con el conjunto de investigaciones meticulosamente resumidas por Cochrane), pero no importa: sea el que sea, como se contradice con el metaanálisis, podemos dar por sentado que ha sido seleccionado sesgadamente.
Vitamina E y ataques cardíacos
Holford también selecciona sesgadamente el artículo más espectacularmente positivo que se puede encontrar en la bibliografía especializada a favor de la vitamina E como factor de prevención de los ataques al corazón (un 75 % de reducción de éstos, según la afirmación de Holford). Pues bien, ahora les daré yo una idea de las referencias de las que no habla. La revisión más actualizada en ese ámbito de la bibliografía especializada fue en 2003: una revisión sistemática y metaanálisis (combinados), recopilados y publicados en la revista The Lancet, que evaluó los artículos publicados sobre el tema desde varias décadas antes, y que halló que, sumados todos los datos, no hay evidencia empírica de que la vitamina E sea beneficiosa.
Tal vez les divierta saber que ese único en sayo positivo referenciado por Holford no sólo fue el más pequeño, sino también el más breve de todos los recogidos en aquella revisión, y por un amplio margen de diferencia. Así es el profesor Holford: como ven, alguien bien preparado para enseñar y supervisar en la Universidad de Teesside, para moldear las mentes de jóvenes y entrenarlas para los rigores de la vida académica.
Holford y otras vitaminas
Holford formula toda una retahíla de afirmaciones extraordinarias sin apoyarse en referencia alguna. Por ejemplo: los niños autistas no miran a los ojos a las demás personas, pero «denles a esos chicos vitamina A natural y le mirarán directamente a la cara». Sin referencia. Luego, formula cuatro afirmaciones específicas sobre la vitamina B, justificándolas en supuestos «estudios», pero sin aportar referencias.
Holford y el mito de los nutrientes desaparecidos
Holford afirma que, actualmente, hay naranjas totalmente carentes de vitamina C. Hay un mito, que ha hecho fortuna entre los autoproclamados nutricionistas y entre quienes venden píldoras de suplementos alimenticios, que viene a decir que nuestra comida se está volviendo cada vez menos nutritiva. En realidad, muchos expertos argumentan que, posiblemente, hoy comamos alimentos más nutritivos que nunca, porque consumimos más fruta fresca y hortalizas, y menos conservas y salazones, de modo que nuestra comida llega antes a los comercios y, por lo tanto, pierde menos nutrientes en el proceso. Pero la afirmación que hace Holford a propósito del contenido vitamínico de las naranjas es un tanto más extrema que las que se suelen formular. Esos cítricos son no sólo menos nutritivos sino que: «Es cierto, algunas naranjas de supermercado ¡no contienen nada de vitamina C!». ¡Qué aterrador! ¡Compremos pastillas!
Existe una página web —Holfordwatch— dedicada por entero a examinar las afirmaciones del profesor con sustancial detalle, impresionante claridad y obsesiva escrupulosidad en materia de referencias. Allí encontrarán muchos más errores repetidos en otros documentos de Holford y esmeradamente diseccionados con ingenio y con una puntillosidad ligeramente terrorífica. Es un auténtico placer para los ojos.
Proyecto de los nutricionistas
Holford se dedica constantemente a acusar a otros de «no estar al día» de la bibliografía especializada en el tema. Quienquiera que dude del valor de sus píldoras es un «retrógrado» o un títere de la industria farmacéutica. Siempre se saca de la chistera conclusiones y referencias de supuestas investigaciones para apoyar sus afirmaciones.
Holford ha sido nombrado profesor en Teesside. Él esgrime con orgullo ese nombramiento en sus comunicados de prensa. Y según la documentación de Teesside (y hay muchos documentos allí al respecto, están disponibles en la red), el plan establecido en el momento de su nombramiento era que el profesor Holford se dedicaría a supervisar investigaciones y a impartir asignaturas del plan de estudios universitario.
El proyecto de los nutricionistas, es más interesante: su trabajo adopta la forma de lo científico (el vocabulario, las píldoras y las referencias académicas) y sus afirmaciones imitan superficialmente las aseveraciones de los investigadores que se dedican al campo de la nutrición, en el que queda aún mucha ciencia real por hacer. Muy de vez en cuando, pueden contar con alguna buena prueba empírica en la que basar sus afirmaciones (aunque no veo el sentido de aceptar consejos sobre salud de alguien que sólo tiene razón de forma ocasional). Pero, en realidad, el trabajo de los «nutricionistas» suele fundamentarse, como ya hemos visto, en terapias alternativas propias de la llamada Nueva Era, y mientras que cosas como la curación por energía cuántica y reiki dejan bastante clara su procedencia, los nutricionistas se han cubierto con el manto de la autoridad científica con tanta verosimilitud, con tal capacidad para asesorar en materia de estilos de vida (con ideas de puro sentido común, aderezadas con unas cuantas referencias), que la mayoría de las personas apenas han entendido esa disciplina por lo que de verdad es. Cuando se los cuestiona más de cerca, algunos nutricionistas admiten que la suya es una «terapia complementaria o alternativa».