Carga de la prueba

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En filosofía, la carga de la prueba (Onus probandi) es la obligación de una de las partes en una disputa epistemológica para ofrecer garantía suficiente para su posición. Durante el debate de cualquier tema, existe una carga implícita de la prueba a la persona que presente una reclamación.

En Derecho

La carga de la prueba es la obligación procesal del deber de demostrar un hecho. Quien tiene la carga de la prueba es quien ha de demostrar, por ejemplo, el incumplimiento de una Ley.

El principio de la carga de la prueba

La llamada a la ignorancia viola el principio de que la carga de la prueba para cualquier afirmación general debe recaer en la persona que establece la afirmación.

Por ejemplo, si alguien afirma que «existen los fantasmas, a menos que alguien pueda probar que no existen», este sujeto está tratando, de manera deshonesta, el trasladar la carga de la prueba a otra persona, normalmente a alguien que difícilmente puede probar o refutar tal afirmación. Esto se hace habitualmente insistiendo en que los que están convencidos de la falsedad de la afirmación planteada tienen la responsabilidad de refutarla o de proporcionar apoyo a la afirmación contraria.

Si los escépticos no aceptan esa responsabilidad, el argumentador falazmente asume que no se necesita prueba de la afirmación en cuestión. Sin embargo, se necesitan pruebas y evidencias. Un argumento que emplea una apelación a la «evidencia» de no evidencia no satisface el criterio de suficiencia de un buen argumento.

Cuando alguien hace una afirmación fáctica, la obligación recae en ellos para apoyar su afirmación, no es la obligación del escéptico de probarla falsa. Muchos de los que hacen declaraciones de existencia sobrenaturales tratan de evitar este siguiente paso básico de apoyar a su reclamación.

Por ejemplo, cuando se les pide presentar "un caso para la existencia de Dios" en un intercambio en la televisión de los EEUU, el pastor evangélico Douglas Wilson negó tener la carga de la prueba. Cuando se le preguntó "¿Quién cree tiene la responsabilidad de probar lo que dice?" Wilson respondió, "creo que aquel que niega al hecho evidente que Dios existe." Pero esta respuesta es tan deficiente que es incoherente.

Si todos estuvieran de acuerdo de que era evidente que el dios de Wilson existía, no habría nadie que le negara. La existencia divina es exactamente lo que se disputa, y evidencia es lo que Wilson todavía falla en producir. No puede obligarnos a aceptar aquello mismo que él debe probar, simplemente declarando que es auto-evidente. Wilson afirma como un hecho que dios existe, y es este acto de auto-aclamación que lo ensilla con la carga de la prueba. Se trata de revelar que Wilson también dice en este intercambio que gran parte de El debate sobre la existencia divina tiene que ver con lo que él llama "lucha por el terreno más alto y quien es el que tiene que hacer la demostración". Puede que le parezca así al sr. Wilson, pero de hecho, la cuestión es muy clara. Cuando Wilson decide hacer la audaz afirmación de que dios existe, él debe proveer las pruebas, y no debe "pasar" esa carga de la prueba a su oponente.

Elusión de la carga de la prueba

La falacia de eludir la carga (o responsabilidad) de la prueba consiste en no aportar razones que fundamenten la conclusión o en pretender que las aporte el oponente. La expresión máxima de esta falacia es la sordera mental de quien se niega a razonar:

La expresión carga de la prueba procede del campo jurídico y se expresa en el brocardo: Probat qui dicit non qui negat, es decir, está obligado a probar sus palabras el que acusa, no el que niega. Es una falacia principal, madre o componente de otras muchas.

Los fabricadores de declaraciones sobrenaturales piensan que están exentos de las reglas que rigen a otros. Pures se equivocan, ya que en un mundo cada vez más educado, sus pretensiones especiales sólo los dejaran a la zaga, en la oscuridad de la ignorancia del pasado, donde muchas de sus reclamaciones tuvieron su origen.

Afirmaciones extraordinarias tienen la ineludible carga de la prueba. Cuando los que hacen reclamaciones extraordinarias no toman, por las razones que sean, responsabilidad por su carga de la prueba en serio, nos eximen de la responsabilidad de tomar sus afirmaciones en serio.

Hoy parece que quien afirma cosas extraordinarias, lo hace con total desparpajo e ignorancia, y ello se debe a que la búsqueda de la verdad se ha transformado en un valor casi desprestigiado, denostado y hasta incluso amenazado.


P Falacias
Falacias lógicas   Ad hocAd hominemAd ignorantiamAd populumAd verecundiamAfirmación gratuitaAfirmar la consecuenciaAnfibologíaArgumento de autoridadArgumento de la moralidadArgumentum Ad baculumArgumentum ex culoConclusión desmesuradaEfecto dominóPost hoc ergo propter hocAmbigüedadFalsa causaFalta de pruebasFalacia de la casuísticaCuestión complejaFalsa analogíaFalacia del ContinuumSecundum quidFalacia del accidenteAlegato especialHombre de pajaPensamiento ilusorioEx silentioFalacia genéticaFalacia por equívocoDatos insuficientesFalso dilemaGeneralización precipitadaFalsa balanzaNegación del antecedenteNingún escocés verdaderoNon sequiturPetición de principioPista falsaSofisma patéticoTu quoque
Véase también   Apelación a la intuiciónComposición y divisiónContextomíaCulpabilidad por asociaciónElusión de la carga de la pruebaEsquema ToulminFalaciaFalacia de la Primera CausaFalacia de la propia incredulidadFalacia del propósito del UniversoHipótesis irrefutableReductio ad absurdum