Musulmán
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Generalmente, un musulmán se define por su fe en la religión del Islam, en la creencia de que Alá es el dios supremo y que Muhammad es el último de los profetas. Los musulmanes no cuentan a Joseph Smith como profeta.
Sin embargo en el mundo actual existen personas a título individual agnósticas, ateas o que no siguen las observaciones religiosas pero se identifican con la cultura musulmana debido al entorno familiar, experiencias personales o miedo al castigo por apostasía.
El término difiere también del concepto árabe como cultura genérica de ámbito mayor.
Un musulmán debe ser considerado como alguien que ejemplifica la verdadera ética y la moral de Muhammad: "un esclavo de Allah"[1] (definición técnica). Un musulmán es una persona que aboga por la adopción completa de la ley sharia, la destrucción de la democracia, y que cree que la ley de ideología occidental es del diablo. Lo más importante, un musulmán es aquel que cree que está justificada la Yihad violenta y ofensiva por las enseñanzas de Muhammad.[2]
La palabra "musulmán" trasciende al supuesto Islam moderado. En realidad, no hay tal cosa como el Islam moderado. O se es un musulmán o no. Para el Islam y el Corán no existen los términos medios. El primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan (n. 1954) hizo eco del sentimiento musulmán firme al decir, "No hay Islam moderado o inmoderado. El Islam es el Islam y eso es todo".[3] Para los líderes musulmanes, aquellos que fingen ser musulmanes, negando las suras de la yihad y sentándose en la valla de lo políticamente correcto, no son verdaderos musulmanes. Estas personas son consideradas como turistas y nada más. Estos musulmanes en las sociedades occidentales son las que se sientan de brazos cruzados mientras sus umma, hermanos y hermanas, destruyen todo desde el interior.
Sin embargo, en verdad existen millones de musulmanes en todo el mundo occidental que han inmigrado al oeste, contribuyen positivamente a nuestras sociedades, trabajan duro, ayudan a enfermos no musulmanes, tienen amigos no musulmanes, incluso protegen a no musulmanes, obedecen la ley y han hecho el esfuerzo de integrarse plenamente en la vida occidental. Pero esas personas, conocidas como "musulmanes moderados", no son musulmanes verdaderos según los imanes, ya que no siguen completamente los preceptos de su Profeta Muhammad ni los mandatos de Alá. Sin embargo, son estos mismos musulmanes quienes apoyan en su gran mayoría a grupos terroristas como ISIS y aceptan que se imponga la barbárica ley Sharia.
Esto se debe a que estos "musulmanes moderados", en su mayoría, no entienden plenamente los preceptos islámicos y meramente se identifican con la religión estrictamente como una afiliación "cultural". No todos los musulmanes son los maridos violentos. Tampoco cometen crímenes de honor, asesinatos de honor, ni abogan por el terrorismo o los matrimonios de niñas con ancianos. Sin embargo, hay una cosa que un musulmán nunca puede hacer: apostatar. Es por ello que todos los musulmanes creen que cualquier ataque, físico o verbal, o diatriba crítica intelectual sobre el Islam es en realidad un asalto directo sobre ellos mismos y su identidad. Independientemente de si su fe es justificada, los musulmanes deben contarse como parte de la Umma (comunidad islámica), y nada más. Una vez nacido en ella o es un convertido, nunca se puede abandonar.[4] Apostatar es una ofensa imperdonable a Alá, Muhammad, la familia, la comunidad, la moral y el universo mismo. En el Sahih Bukhari se menciona que esto se castiga con la muerte o, menos comúnmente, la excomunión (que casi siempre precede a los crímenes de honor).[5]
Por otra parte, cualquier ataque 'Kafir' (no musulmanes) o invasión de tierras musulmanas, incluso si es completamente justificado, es un delito atroz a la comunidad musulmana. La soberanía está alineada únicamente a Muhammad y Alá. Ciudadanías son temporales. Lealtades y hudnas (tratados) con no creyentes deben disolverse.[6] En consecuencia, los musulmanes se consideran a sí mismos por encima de la ley secular y no tienen ningún vínculo legal con tratados hechos con países 'infieles'. Esto también incluye el juramento de lealtad a cualquier país occidental donde ellos han tomado la ciudadanía, debido a que el mismo Muhammad les absolvió de sus juramentos con los 'Kafir'.[7]
Referencias y ligas externas
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