Meditación trascendental
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La meditación trascendental es un bulo pseudopsicológico inventado por el Maharishi Mahesh Yogi que en la década de los 1960 vendía meditación a los occidentales, cobrandoles por una técnica de meditación oriental relajante –ni siquiera es la mejor técnica oriental relajante- que llevaría a los iniciados a poderes tradicionalmente reservados a los míticos gurús barbudos y desgreñados de la India.
La "técnica"
Claro, la técnica es secreta, para que los prospectos de adepto no se den cuenta de lo simple (e ineficaz) que es: consiste en una lista de 16 palabras sánscritas (nombres cifrados de deidades), los mantras, distribuidos en grupos de edades que, en función de la edad del cliente, se venden en medio de un florido ritual con la etiqueta de Ciencia de la Inteligencia Creativa y “avalados” por montañas de resultados de investigaciones "científicas” salidas de la Universidad de Investigaciones Maharishi. Como uno crece, cada tanto debe comprar el nuevo mantra, porque el anterior deja de ser eficaz al cambiar de edad.
Para los más avanzados hay cursos de sidhis (poderes) que duran entre dos y seis meses. En ellos, por cifras respetables (unos 4,000 dólares), se puede acceder a los secretos de la levitación, la invisibilidad, la capacidad de atravesar paredes y la inmortalidad (que las fotos de adeptos levitando sean trucos burdos, que nunca desaparecieron en público, y que a la larga todos se mueren, no parece afectar la fe de los papanatas que siguen al gurú).
La disponibilidad del ser humano para ser crédulo no tiene más límite que su cuenta corriente. Mientras, sentado en su posición yogui, el Maharishi Mahesh Yogi, con sus cabellos blancos veteados de negro, rodeado de guirnaldas y ofrendas florales, tiene un aspecto imponente, mientras imparte sus soporíferas y absurdas homilías.
Pensando al unísono, los partidarios de este gurú dicen que bajaron el índice de criminalidad en ciertas ciudades, y que predijeron la caída de la U.R.S.S. No se ha ofrecido ninguna prueba independiente, salvo la declaración de sus adeptos, de todo esto. La secta vende medicina popular, dirige compañías comerciales, clínicas médicas y “universidades de investigación”, y hasta han hecho incursiones en política.
Véase también
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