Ley de los similares
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Los proponentes llaman Ley de los Similares (“Lo similar cura lo similar”) al principio básico de la homeopatía.
Antecedentes
En 1790, después de haberse alejado de toda medicina basada en evidencia, Samuel Hahnemann se inspiró para desarrollar su propia escuela de medicina revolucionaria. Su primer paso hacia la invención de la homeopatía se produjo cuando comenzó a experimentar con la droga Cinchona, que se deriva de la corteza de un árbol peruano. Cinchona contiene quinina y estaba siendo utilizado con éxito en el tratamiento de la malaria, pero Hahnemann lo consumió cuando estaba sano, tal vez con la esperanza de que podría actuar como un tónico general para mantener una buena salud. Para su sorpresa, sin embargo, su salud comenzó a deteriorarse y desarrolló el tipo de síntomas generalmente asociados con la malaria. En otras palabras, aquí había una sustancia que normalmente se usaba para curar las fiebres, los escalofríos y la sudoración que sufría un paciente con malaria, que ahora aparentemente estaba generando los mismos síntomas en una persona sana.
Hahnemann experimentó con otros tratamientos y obtuvo el mismo tipo de resultados: las sustancias utilizadas para tratar síntomas particulares en una persona no saludable parecían generar los mismos síntomas cuando se administraban a una persona sana. Al revertir la lógica, propuso un principio universal, a saber, "lo que puede producir un conjunto de síntomas en un individuo sano, puede tratar a un individuo enfermo que está manifestando un conjunto similar de síntomas". En 1796 publicó un relato de su Ley de similares, pero hasta ahora solo se había dedicado a la invención de la homeopatía.
Hahnemann propuso que podía mejorar el efecto de sus remedios "similares que curan lo similar" diluyéndolos. De acuerdo con este charlatán, y por razones que continúan siendo misteriosas, diluir un remedio aumenta su poder curativo, al tiempo que reduce su potencial de causar efectos secundarios.
Además, mientras llevaba sus remedios a bordo de un carruaje tirado por caballos, Hahnemann hizo otro gran descubrimiento. Él creía que la sacudida vigorosa del vehículo había aumentado aún más la supuesta potencia de sus remedios homeopáticos, como resultado de lo cual comenzó a recomendar que la sacudida (o sucusión) debería formar parte del proceso de dilución. La combinación de dilución y agitación se conoce como potenciación.
Refutación
La realidad es que esta supuesta ley, no es tal. No es una ley como la entienden los científicos. No es una ley física y ningún químico o médico respetable se toma en serio estas chorradas ya refutadas por la verdadera ciencia.
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