La evolución y la segunda ley de la termodinámica

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Falacias sobre la
Evolución

Mito

La evolución viola el 2o principio de la termodinámica. Este principio demuestra que la evolución no puede ser cierta, ya que los evolucionistas afirman que el universo y la vida se mueven del caos al orden y de lo simple a lo complejo, justo lo contrario de la entropía predicha por el segundo principio.

Refutación

El argumento de que la evolución viola la segunda ley de la termodinámica demuestra más un concepto erróneo acerca de la termodinámica que sobre la evolución. La segunda ley de la termodinámica dice: "No es posible un proceso en el que el único resultado es la transferencia de energía de un cuerpo más frío a otro más caliente."[1] La confusión surge cuando el 2o principio se formula de otra forma equivalente, "La entropía de un sistema cerrado no puede disminuir." La entropía es una indicación de la energía inutilizable y a menudo, ¡pero no siempre!, corresponde a las nociones intuitivas de desorden o aleatoriedad. Los creacionistas así malinterpretan el 2o principio para decir que las cosas siempre progresan del orden al desorden.

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En esencia, el argumento declara que, de acuerdo con la Segunda Ley de la Termodinámica los sistemas deben volverse más caóticos con el paso del tiempo. Por ende, las células vivas no pueden haber evolucionado de productos químicos inanimados y la vida multicelular no pudo haber evolucionado de los protozoarios. Este argumento dice que la evolución requiere que la vida vaya de lo simple a lo complejo, mientras que la Segunda Ley de la Termodinámica dice que los sistemas se mueven hacia un estado de máximo desorden y que debido a esto, la evolución viola las leyes de la física.

El argumento de la termodinámica contra la evolución muestra una profunda ignorancia acerca de la evolución y su teoría, así como acerca de la termodinámica, ya que una comprensión clara de cómo funciona la evolución debe revelar defectos importantes en el argumento.

El problema es que la Segunda Ley se refiere a sistemas aislados (o cerrados). Declara realmente que la entropía total de un sistema cerrado no puede disminuir (uno en que ninguna energía o materia sale o entra). La entropía es un concepto físico a menudo descrito informalmente como desorden, pero difiere significativamente del uso coloquial de la palabra. Lo más importante es, sin embargo, que la Segunda Ley permite que partes de un sistema disminuyan en la entropía mientras que otras partes experimenten un incremento compensatorio.

Los creacionistas y antievolucionistas pasan por alto el hecho de que la vida no es un sistema cerrado. El sol proporciona energía más que suficiente para impulsar las cosas. Así, nuestro planeta como un todo puede aumentar su complejidad porque el sol vierte calor y luz encima de él, y la mayor entropía asociada con la fusión nuclear del sol reequilibra la balanza. Los organismos simples pueden dar su auge hacia la complejidad consumiendo otras formas de vida y materiales inanimados. Para ver porqué es importante este detalle, podemos pensar en los cubitos de hielo de nuestro refrigerador. Cuando se forman los cubitos, se crea un sistema de orden superior (en este caso el hielo) a partir de un sistema de orden inferior (el agua) usando energía de la compañía eléctrica. El incremento de orden en el cubito de hielo queda equilibrado por el desorden mayor en la planta generadora, donde el carbón calienta la atmósfera al arder. Mientras los libros de física, en su conjunto, cuadren, no hay tal violación de las leyes físicas.

La misma argumentación funciona para los sistemas vivos sobre la Tierra. El incremento del orden en la biosfera se ve equilibrado por el aumento del desorden en nuestra “planta generadora de energía” que es el Sol. Si una planta de tomate maduro puede tener una energía más usable que la semilla de la que creció, ¿por qué debería alguien esperar que la próxima generación de tomates no puedan tener más energía utilizable todavía? Los creacionistas a veces tratan de evitar esto al afirmar que la información transmitida por los seres vivos les permite crear orden. Sin embargo, no sólo es irrelevante la vida para la segundo principio, pero el orden desde el desorden es común en sistemas inertes, también. Los copos de nieve, dunas de arena, tornados, estalactitas, camas graduadas de río, y los rayos son sólo algunos ejemplos de orden proveniente del desorden en la naturaleza, ninguno requiere un programa inteligente para lograr ese fin. En cualquier sistema no trivial con una gran cantidad de energía que fluye a través de él, es casi seguro de encontrar orden que surja en alguna parte del sistema. Si el orden desde el desorden se supone viola el 2o principio de la termodinámica, ¿por qué está omnipresente en la naturaleza?

Si la argumentación creacionista fuera válida, los cristales minerales y los copos de nieve también serían imposibles, porque ellas también son estructuras complejas que se forman espontáneamente a partir de partes desordenadas. Después de todo, si resultara imposible para ningún sistema volverse más desordenado, ¡nunca podríamos hacer cubitos de hielo para enfriar nuestras bebidas!

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Véase también
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Referencias y ligas externas

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  1. Atkins, 1984, La Segunda Ley, pág. 25