Kambó
Definiciones ampliadas |
Kambó |
Kambó es el nombre con que se conoce en América del sur a las exudaciones de la piel de la rana Phyllomedusa bicolor. Este anfibio, que se conoce también como "rana mono grande" o "rana kambó", es una especie que habita en la cuenca del Amazonas: norte de Bolivia, oeste y norte de Brasil, sureste de Colombia, este de Perú, sur y este de Venezuela.[1]
Antecedentes
Los primeros registros del uso del Kambó vinieron de un misionero francés llamado Constantin Tastevin. Tastevin observó esta práctica cuando cruzaba el río Juruá de Brasil en 1925. No fue sino hasta la década de los 90, que los trabajadores de la industria del caucho aprendieron la práctica del Kambó y lo empezaron a aplicar en ellos mismos y a llevarlo a los pueblos y las ciudades de Brasil.
Buscando en internet se pueden encontrar curanderos que ofrecen sus servicios en Chile, Colombia, Perú, y cobran por sesión hasta 50 dólares. Incluso en España se pueden encontrar los servicios de charlatanes que afirman de propiedades curativas del Kambó.
La secreción
La secreción cutánea de la rana (que usa como mecanismo de defensa), se conoce como "Vacina do sapo" (vacuna de la rana) y contiene los péptidos opioides deltorfina, deltorfina I, deltorfina II y dermorfina.
La filocaruleína aparece en mayor concentración y parece el péptido responsable de las principales reacciones fisiológicas a la administración de Kambó. Presenta una fuerte actividad sobre el músculo liso gastrointestinal, estimulando su actividad. Asimismo, produce la estimulación del flujo de líquido biliar, pancreático, gástrico y la mediación de efectos analgésicos sobre el sistema nervioso central. La filoquinina tiene efecto hipotensivo sobre el sistema cardiovascular. La filomedusina también presenta un fuerte efecto hipotensivo y estimula la movilidad gastrointestinal (contribuyendo a la purga), así como las glándulas lacrimales y salivales.[2]
La secreción, también es conocida como Sapo, y ha tenido una creciente popularidad en los rituales de limpieza, donde induce vómitos intensos, y se ha empleado tradicionalmente como medicina por las tribus indígenas como los Katukina, Yawanahua, Ashaninkas, Cashinahua (kaxinawás) o Matses.[3]
Las comunidades tribales cazan a la rana siguiendo sus cantos. Cuando la atrapan, la inmovilizan atándole sus cuatro extremidades, y le retiran la secreción rascándole la espalda con una espátula.
Según la tradición, el Kambó se emplea para depurar el cuerpo y el alma, curar de panema («mala suerte en la caza» o «tristeza»), y también para dar fuerza y curar otras enfermedades.
Los chamanes
En tiempos recientes, chamanes occidentales empezaron a replicar las ceremonias en entornos urbanos. Según uno de estos chamanes que fue abordado por BBC Mundo "Para que [el kambó] surta el efecto prometido, el interesado debe acudir a la sesión en ayunas."
En su área de trabajo, el chamán toma un poco del Kambó extraído de la rana, lo combina con agua y lo deja a secar hasta que se forma una pasta de color blancoso. El paciente debe ingerir unos tres litros de agua, mientras el chamán le realiza una serie de quemaduras superficiales en forma de puntos. "En la pantorrilla en el caso de las mujeres, y en los brazos o en el pecho en los hombres". Sobre esas leves heridas abiertas, el chamán aplicará después la sustancia tóxica.
De acuerdo con el chamán, la dosis, es decir, el número de puntos, y la periodicidad de la aplicación depende de la edad y la constitución de la persona, así como del número de veces que haya utilizado antes la sustancia.
Al hacer su efecto la toxina (de tres a cuatro minutos), las personas refieren sentir que les invade una sensación de "fuego" que les recorre todo el cuerpo. El efecto dura en promedio unos quince minutos y es coronado con vómito.. lo cual es una consecuencia del envenenamiento, explican los científicos. Pero los que lo practican aseguran que así se expulsan las toxinas y los males.[4]
Fallecidos por el Kambó
La aplicación del kambó no es una práctica segura y ya ha habido gente que ha fallecido tras someterse a la "terapia con Kambó". El problema es que aún se investigan las propiedades del kambó por lo que no existe una "dosis óptima" recomendada para el uso en humanos como terapia, recreación o rutual, sea aplicada directamente o inyectada. Existe la Asociación Internacional de Practicantes de Kambó que insiste en que las muertes son raras y casi siempre son atribuibles a alguna condición preexistente.[5]
Referencias y ligas externas
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