John Hill

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En 1750, llegó un informe a la Sociedad Real británica titulado Lucina Sine Concubitu: Un humilde tratado dirigido a la Sociedad Real. La sociedad recibió muchos documentos, pero este seguramente llamó su atención, ya que la traducción del título es "Embarazo sin relación sexual".

La página del título explica más detalladamente el contenido: "En el cual está demostrado, por la mayoría de la evidencia irrefutable, extraída de la razón y la práctica, que una Mujer puede concebir y ser llevada a la cama, sin ningún contacto con hombres". Dentro del texto, el autor afirma que esto es posible, debido a "animalículos flotando", o formas humanas microscópicas que flotan en el aire, que se pasan el tiempo buscando una mujer dormida para fecundar. Estos animales se observaron mediante el uso de "una máquina maravillosa, cilíndrica, catopétrica, rotundo-cóncavo-convexa".

Yendo más allá de la mera importancia científica del descubrimiento de estas pequeñas formas humanas, Johnson declaraba que este conocimiento ayudaría a restaurar el honor de mujeres y esposas que quedaron embarazadas mientras sus maridos estaban lejos. También ideó un método para probar su teoría de los animalículos: detener, por decreto real, todas las relaciones sexuales durante un año y luego ver cuántas mujeres aún quedan embarazadas. ¿Dónde podría originarse una idea tan extraña? ¿Johnson sacó de la nada su teoría de los animalículos flotantes? En realidad no, se basó en una concepción, desde hace mucho tiempo errónea, sobre la concepción.

En el siglo XVII, cuando Antonie van Leeuwenhoek examinó los espermatozoides frescos a través de su microscopio, creyó ver pequeñas formas humanas completas dentro de la cabeza de los espermatozoides. Este "descubrimiento" reforzó la idea de que las mujeres eran solo incubadoras de la "semilla" masculina. Llamadas homunculus, pequeños humanos, el concepto de "preformación" de un bebé dentro del esperma hablaba tanto de la baja percepción de las mujeres como del nivel primitivo del pensamiento científico.

Por ejemplo, tal teoría no debería haber durado más de un minuto cuando se considera el hecho de que los niños se parecen tanto a sus madres como a sus padres. Sin embargo, para explicar esta evidente refutación del concepto del homúnculo, los hombres cultos llegaron a la conclusión de que el bebé en desarrollo podría "absorber" algunas de las características de su madre. (¡Otro empleo desesperado y patético de la antigua práctica de moldear los "hechos" para que se ajusten a una pseudoteoría!) Esta "teoría" persistió durante generaciones, pero no todos estuvieron de acuerdo con ella.

La realidad

Lucina Sine Concubitu fue en realidad una obra de sátira, escrita por Sir John Hill, quien llevaba una vida interesante. Hill fue un botánico que compiló los masivos 26 volúmenes de El Sistema Vegetal. Obtuvo su título de médico en Edimburgo y también fue editor y autor, y logró ofender a casi todas las figuras literarias importantes de su época.

Hill esperaba que su trabajo le diera entrada en la Sociedad Real británica, pero puede haber ofendido a algunos científicos, ya que su admisión fue denegada. Tal vez este desaire profesional fue, en parte, una motivación para apuntar a la sociedad con su tratado sobre la naturaleza del embarazo sin sexo. Cualquiera que sea la motivación, sin embargo, es una gran obra de sátira.