Illuminati
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Una de la teorías conspirativas de más larga duración en la historia de los Estados Unidos comenzó el domingo por la mañana del 9 de mayo 1798, cuando el reverendo Jedidiah Morse (1761–1826) electrizó y aterrorizó a sus feligreses en la Primera Iglesia Congregacionalista de Charlestown, Massachusetts. Les advirtió que había un grupo secreto de los hombres malos que conspiraban para destruir el cristianismo y todos los gobiernos legítimos. Sus agentes, dijo, ya estaban en los Estados Unidos infiltrándose en las escuelas, clubes políticos, periódicos, incluso en la oficina de correos. Su objetivo era erosionar la fe religiosa y el patriotismo.
¿Quiénes eran estos hombres malos? De acuerdo con el Reverendo Morse eran la Orden de los Illuminati. No se sabe cuántos de los que escucharon el sermón en esa mañana de mayo habían oído hablar anteriormente de los Illuminati. Pero en pocos meses casi todo el mundo en los Estados Unidos había oído hablar de ellos, y un verdadero pánico se desató, sobre todo en Nueva Inglaterra.[1]
Historia
El grupo llamado la Orden de los Illuminati ("los iluminados") era una sociedad secreta en Baviera, Alemania, que se formó alrededor de 1776 gracias a Adam Weishaupt, profesor de derecho canónico de la Universidad de Ingolstadt, en Baviera, Alemania. Inspirado por filósofos librepensadores como Voltaire, el objetivo declarado del grupo era liberar a la humanidad de la tiranía". Para los Illuminati, esto significaba la sustitución de jerarquía de la Iglesia-Estado de Baviera por una sociedad igualitaria basada en la "razón".
En ese tiempo, Baviera era gobernada por un monarca y el catolicismo romano se había establecido como la religión oficial del estado. Los Illuminati, en contraste, promovían valores asociados con la burguesía durante ese período. Ésta se alzaba contra el orden feudal: promovía el republicanismo, en lugar del monarquismo; el pensamiento racional y el laicismo, en lugar de la religión y una iglesia oficial; y al menos los comienzos de una igualdad de género.
Todo eso ocurrió a comienzos del auge de un período de transición y turbulencia en Europa occidental. Era objeto de desafíos el viejo orden del feudalismo, un orden social en el que la acumulación de riqueza y poder se basaba en la tenencia de la tierra y la explotación de los campesinos (que generalmente estaban atados a la tierra, sin poder mudarse a otro lugar, sea por ley o por costumbre). Los gobernantes de ese orden eran típicamente reyes y otras personas de la nobleza que heredaban su posición, de la misma manera en que un terrateniente heredaba su tierra e incluso a "sus campesinos", y que defendían los intereses de los terratenientes.
La revolución francesa extendió su influencia a muchos países de Europa y las autoridades de esos países empezaron a tildar de "Illuminati" a cualquiera que tuviera ideas revolucionarias, a fin de sembrar temores por la revolución al sugerir que se trataba de un grupo secreto "de inspiración foránea". Con el tiempo, todo eso se combinaba cada vez más con las ideas anti-judías.
Weishaupt también tenía un lado místico y fue fuertemente influenciado por los francmasones. La Orden de los Illuminati tenía una jerarquía estricta. Weishaupt ideó elaborados rituales y señales secretas en su grupo y trató de reclutar a miembros de las logias masónicas. ¿Qué tan grande era la Orden de los Illuminati? Es difícil de determinar. Posiblemente los miembros comprometidos pueden haber sido limitados a Weishaupt y a algunos amigos. Hay algunas estimaciones de que en su apogeo los Illuminati pueden haber tenido un máximo de 2,500 miembros, pero los registros son tan brumosos y poco fiable que nadie lo sabe con exactitud.
En 1784, el muy conservador duque Karl Theodor se convirtió en jefe de Estado de Baviera, y comenzó una investigación sobre los Illuminati, la masonería y otras organizaciones sospechosas. Weishaupt perdió su puesto en la universidad y huyó del país.
En 1787 el duque chocó con fuerza con los Illuminati. La orden fue prohibida, y los que eran miembros enfrentaron el exilio o, en algunos casos, la muerte. En este punto, los Illuminati, simplemente desaparecieron de los registros históricos, probablemente debido a que la organización se desintegró en la faz de la embestida. Weishaupt mismo se reconcilió, en última instancia, con la Iglesia Católica antes de su muerte.
¿Cómo es que esta oscura organización europea creó una conspiración en Estados Unidos casi once años después de que dejó de existir? La razón fue la Revolución Francesa de 1789, que realmente provocó el derrocamiento del binomio iglesia-estado, traumatizado a muchos en Europa y los Estados Unidos también. Pero había muchas personas que, en lugar de tratar de comprender el vasto y complejo juego de fuerzas que llevaron a un evento tan trascendental como la Revolución Francesa, hna encontrado que sea más fácil y más satisfactorio el culpar a una conspiración.
James Robison, un científico escocés y matemático, reunió todo lo que alguna vez se dijo acerca de los Illuminati, principalmente por sus enemigos, y añadió sus propias ideas paranoides para publicarlas en un libro llamado Proofs of a Conspiracy Against All Religions and Governments of Europe ("pruebas de una conspiración contra todas las religiones y los gobiernos de Europa")[2]. Es una obra maestra de la conspiranoia.
Robison dijo que los Illuminati realmente no habían sido destruidos en 1787, sino que sólo habían pasado a la clandestinidad, y el profesor de Baviera era el genio siniestro detrás de la Revolución Francesa y prácticamente todo lo que estaba asolando Europa. El libro esta lleno de todo tipo de cargos sensacionalistas. Dijo que los Illuminati habían desarrollado un plan detallado para matar a todos los aristócratas y sacerdotes en Europa, y que la orden poseía un arsenal considerado de alta tecnología, como cajas explosivas y gas venenoso.
Muchos estadounidenses, clérigos particularmente conservadores como el reverendo Morse, culparon a la Revolución Francesa de la creciente ola de escepticismo religioso en América. Para ellos, el libro de Robison, que apareció por primera vez en Estados Unidos en 1789, tocó una fibra sensible.
El sermón de Morse desencadenó un auténtico pánico Illuminati. Al poco tiempo, predicaciones anti-Illuminati salieron desde los púlpitos de toda Nueva Inglaterra. El editor de la influyente Gaceta del Puercoespín dijo que cada hombre vivo debería leer el libro de Robison porque "revela todo lo que aparece de misterioso en el progreso de la Revolución Francesa".[3] The New York Spectator dijo a sus lectores que deben elegir entre "independencia y sumisión."[4]
Entre los que tronaron en contra de los males de los Illuminati estuvo el presidente Timothy Dwight, de Yale. Dijo que los Illuminati convertirían iglesias americanas en Templos de la Razón, echarían la Biblia a la hoguera, destruirían las virtudes cristianas bajo los pies, y convertirían en concubinas a las mujeres cristianas.
La emoción Illuminati tenía un lado político. El partido federalista conservador señaló que el vicepresidente Thomas Jefferson, una fuerza impulsora en el partido demócrata-republicano liberal, era un posible conspirador Illuminati. Jefferson era un defensor abierto de Francia, y sus puntos de vista religiosos eran cualquier cosa menos ortodoxos.
De vez en cuando aparecían rumores aquí y allá acerca de los Illuminati, pero no fue hasta la aparición del libro Ángeles y demonios, una novela de intriga y suspenso, escrita por Dan Brown, que los Illuminati[5] volvieron a estar de moda.
Para muchas personas, miembros actuales de los Illuminati comprenden desde artistas de todos los medios de entretenimiento, políticos e inclusive religiosos. A pesar de que hay evidencias en contra de la existencia de la Orden, la gente sigue prefiriendo creer en fantasías fabricadas post facto.
Véase también
Referencias y ligas externas
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