Hitler y ateísmo
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Debido a su forma de actuar y a su ideología, se cree que Adolfo Hitler era ateo.
Refutación
Un mito muy común, que no ha resistido el menor análisis, y aun menos la lectura de los textos, presenta a Adolfo Hitler como un ateo pagano, fascinado por los cultos nórdicos, amante de un Wagner de cascos con cuernos, del Walhalla y de las valquirias, un Anticristo, la antítesis del cristianismo.
Adolfo Hitler fue criado por una madre católica devota. Durante su juventud, Hitler se interesó mucho por la mitología, especialmente la germana y teutónica, lo que se refleja en el interés que tenía por la historia hindú de la raza aria, y su posterior elección de la esvástica para el Partido Nazi. También se sabe que era aficionado de la astrología, el yoga, y la mística medieval.
Su libro Mi Lucha contiene puntos fundamentales en el tema: "Un caudillo político no debe mezclarse en las cuestiones religiosas de su pueblo, pues si así procediera no sería ya un político sino un reformador, suponiendo que tuviera las condiciones de tal". Otro asunto que aborda Hitler en Mi Lucha, relacionado con las cuestiones religiosas es el de la intromisión de la religión en la política y viceversa. Hitler opinaba en contra de dicha intromisión[1].
El 12 de abril de 1922, al principio de su carrera política, aun antes de escribir Mi Lucha dijo en un discurso:
"Mi sentimiento cristiano me señala a mi Señor y Salvador como luchador. Me señala al hombre que, en otro tiempo, solo, rodeado únicamente de unos pocos seguidores, reconoció a estos judíos y llamó a la lucha contra ellos y que, verdadero Dios, no fue el más grande entre los mártires, sino el más grande entre los luchadores. Con amor ilimitado, como cristiano y como hombre, leo el lugar que nos relata cómo el Señor acabó por arremangarse y por tomar el látigo, para arrojar del templo a los usureros, ¡engendro de víboras! Reconozco su lucha gigantesca por este mundo contra el espíritu judío, después de dos mil años, con la más profunda emoción y con tanta mayor fuerza por el hecho de que fue crucificado por ello (profunda agitación en la sala). Como cristiano no tengo el deber de dejarme desollar, sino que tengo el deber de ser un luchador por la verdad y el derecho".[2]
Evidencias de que Hitler no era ateo
Además de la dificultad de ser ateo y pagano a la vez -negar la existencia de Dios o de los dioses, y creer en ellos al mismo tiempo, es necesario pasar por alto todos los pasajes de la obra escrita, Mi lucha (Mein Kampf), de la obra política ausencia en el Reich de persecuciones contra la Iglesia católica, apostólica y romana, al contrario de las llevadas a cabo contra los Testigos de Jehová, por ejemplo, y las confidencias privadas del Führer -conversaciones publicadas con Albert Speer-, donde Adolfo Hitler afirma sin ambigüedades y de modo constante su buena opinión del cristianismo.
Fue decisión del Führer mandar inscribir en los cintos de los soldados de las tropas del Reich "Gott mit uns". Se sabe que la frase fue tomada de las Escrituras. En particular, del Deuteronomio, uno de los libros de la Tora, donde podemos leer explícitamente: «Dios marcha con nosotros» (Dt. 20, 4), una frase extraída de la arenga que Yahvé dirige a los judíos cuando parten a luchar contra sus enemigos, los egipcios, a los que Dios promete un exterminio total (Dt. 20, 13).
El Führer fue el que determinó que todos los niños de la escuela pública alemana comenzaran la jornada en el Reich nacionalsocialista rezando una oración a Jesús. No a Dios, lo que podría hacer de Hitler un deísta, sino a Jesús, lo cual lo define, en forma explícita, como cristiano.
El mismo Führer, supuestamente ateo, les exigió a Goering y a Goebbels, en presencia de Albert Speer, quien relata la conversación, que permanecieran en el seno de la Iglesia católica, como lo haría él hasta el último de sus días.
Conclusión
Aunque existen versiones contradictorias acerca de las creencias religiosas de Adolfo Hitler, su opinión sobre la religión, y sus vínculos con la Iglesia, una cosa es segura: jamás fue excomulgado, cosa segura si la Iglesia hubiera tenido la más leve sospecha de que él fuera ateo.
Referencias y ligas externas
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