Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía
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La Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMH), forma parte del Instituto Politécnico Nacional, popularmente conocido como el Politécnico o el Poli, una institución pública mexicana de investigación y educación en niveles medio superior, superior y posgrado.
La ENMH, según su portal en Internet, forma Médicos Cirujanos y Homeópatas, con una preparación profesional de excelencia académica, científica, humanística y de servicio, capaces de producir conocimientos para la prevención, curación, rehabilitación en la enfermedad, la promoción y educación en salud, promoviendo el respeto a la persona humana, a la vida, el medio ambiente y la diversidad cultural.[1]
Antecedentes
La homeopatía fue introducida en México gracias a Cornelio Andrade y Baz y a Ramón Comellas, ambos procedentes de Cuba, pero de nacidos en Cataluña, España. No fue sino hasta 1862, que el presidente Benito Juárez expidió el primer acuerdo para que se ejerciera de manera oficial la homeopatía en México. Fue Pablo Fuentes Herrera, el primer medico que obtuvo la autorización el 23 de abril de 1862.
Comellas fue el autor de la primera publicación homeopática en México, titulada “Reseña sobre la homeopatía dedicada a los mexicanos”
La primera farmacia homeopática de México fue abierta por Julián González en 1867. Fue el mismo año, en agosto, que González y Pablo Fuentes Herrera, fundaron el Instituto Homeopático Mexicano.
El 15 de julio de 1893, Porfirio Díaz inauguró de modo oficial el Hospital Nacional Homeopático, que fue financiado con dinero de ricos charlatanes.
En ese tiempo la homeopatía ya era criticada y expuesta por lo que era: una pseudociencia que no demostraba en estudios científicos que funcionara. Por esa razón, se necesitaba la protección del gobierno mexicano para que pudiera florecer, tanto un instituto de enseñanza, como quienes la pondrían en práctica. Y fue de ese modo que Porfirio Díaz le dio reconocimiento oficial a la enseñanza y práctica de la terapéutica homeopática a través de un decreto promulgado el 31 de julio de 1895, que entraría en vigor el 1 de enero del año siguiente.[2]
En el año de 1923, José Vasconcelos, entonces Secretario de Educación Pública, hace que la Escuela de Medicina Homeopática pase a depender de la Universidad Nacional Autónoma de México, pero ahora con el nombre de Facultad Nacional de Medicina Homeopática. Sin embargo, no era una cerrera profesional, sino una especialidad.
No es sino hasta 1936 que la Facultad Nacional de Medicina Homeopática se incorporó al Instituto Politécnico Nacional que fue fundado el mismo año durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas. En 1979 se le bautiza a la escuela con el nombre actual de Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía.
Hoy en día dos de sus materias pseudocientíficas más importantes son:
- Especialización en Terapéutica Homeopática.
- Especialización en acupuntura Humana[3]
Refutación
En primer lugar, no se ha demostrado en ningún estudio científico que la homeopatía prevenga o cure enfermedades, ni tampoco que rehabilite a pacientes. Por tanto, es increíble que el gobierno de México permita se enseñe una pseudociencia que puede poner en peligro a la población. El que se autorice este tipo de publicidad en una página oficial es irresponsable.
Incluso el gobierno de México permitió que se incluyera en una página oficial un texto que implica que a los alumnos se les capacita "en el manejo de la terapéutica homeopática lo cual hace que tenga una ventaja sobre la medicina convencional".[4]
¿Cómo es que un médico homeópata está mejor capacitado que un médico con verdadera educación científica? ¿O que un químico que sabe que, gracias a extensos estudios, no existe ni una sola molécula de la sustancia activa en los preparados homeopáticos, y que no existe tal cosa como la memoria del agua, un recurso inventado por pesudoinvestigadores como Masaru Emoto y Jacques Benveniste? Benveniste fue un charlatán que fue descubierto y expuesto por la farsa de supuestamente haber descubierto que la memoria del agua es un fenómeno real después de que ninguno de sus experimentos fuera reproducible.
La ENMH no está relacionada con la Escuela Libre de Homeopatía de México, que fue fundada en 1912 por Higinio G. Pérez.
Para muchos cuintíficos es increíble que en pleno siglo XXI se siga explotando una terapia que no ha demostrado su utilidad, beneficio y eficacia más allá del efecto placebo.
Desacreditación de la homeopatía
Oceanía
El Consejo Nacional de Investigación Médica y de Salud (NHMRC, por sus siglas en inglés) de Australia publicó un documento exhaustivo para comprobar las evidencias de la eficacia de los productos homeopáticos. No encontró ninguna.[5] En su página web declaró:
"Con base en la evaluación de la evidencia de la efectividad de la homeopatía, el NHMRC concluye que no existen las condiciones de salud para los cuales exista evidencia confiable de que la homeopatía es eficaz."
"La homeopatía no debe utilizarse para tratar las condiciones de salud que son crónicas o graves. Las personas que eligen la homeopatía pueden poner en riesgo su salud si rechazan o retardan tratamientos para los que hay buena evidencia de seguridad y eficacia. Las personas que están considerando la posibilidad de utilizar la homeopatía deben primero obtener el asesoramiento de un profesional de salud registrado. Los que utilizan la homeopatía deberían contar su profesional de la salud y deben continuar tomando cualquier tratamiento que haya sido prescrito."
"El Consejo Nacional de Investigación Médica y de Salud espera que al público australiano se le ofrecerá tratamientos y terapias basadas en la mejor evidencia disponible."[6]
Europa
El Consejo Asesor de Ciencias de las Academias Europeas, publicaron el 20 de septiembre de 2017 una Declaración para aprovechar el trabajo reciente de sus academias miembros que busca reforzar las críticas hacia las afirmaciones hechas por los fabricantes de productos homeopáticos. El análisis y las conclusiones se basan en las excelentes evaluaciones científicas ya publicadas por órganos autorizados e imparciales. Recalca la importancia fundamental de permitir y apoyar la elección de los consumidores para que reciban información clara y precisa.
Dentro de sus conclusiones se destaca lo siguiente:
- Mecanismos científicos de acción: Concluimos que las afirmaciones de la homeopatía son implausibles e inconsistentes con los conceptos científicos establecidos.
- Eficacia clínica: reconocemos que puede aparecer un efecto placebo en pacientes individuales, pero estamos de acuerdo con las extensas evaluaciones anteriores y concluimos que no hay enfermedades conocidas para las cuales exista evidencia robusta y reproducible de que la homeopatía sea eficaz más allá del efecto placebo. Existen preocupaciones relacionadas con el consentimiento informado por el paciente y, por seguridad, este último asociado con un control de calidad deficiente en la preparación de remedios homeopáticos.
- Promoción de la homeopatía: observamos que esto puede representar un daño significativo al paciente si éste se demora en buscar atención médica basada en evidencia y que hay un riesgo más general de socavar la confianza del público en la naturaleza y el valor de la evidencia científica.
- Práctica veterinaria: concluimos de manera similar que no existen pruebas rigurosas que justifiquen el uso de la homeopatía en medicina veterinaria y que es particularmente preocupante cuando se utilizan dichos productos en lugar de los medicamentos basados en evidencia para tratar infecciones en el ganado.[7]
Véase también
Referencias y ligas externas
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