Epilepsia del lóbulo temporal

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Definiciones ampliadas
Epilepsia del lóbulo temporal

Los lóbulos temporales de los hemisferios izquierdo y derecho son especialmente vulnerables a la actividad convulsiva. Hay muchos tipos de ataques – los tipos que más se asocian con la malformación cavernosa del lóbulo temporal son el ataque parcial simple y el ataque parcial complejo.

Ataque parcial simple – un ataque durante el cual el paciente no pierde el conocimiento pero no puede controlar sus experiencias ni acciones. Estas acciones dependen de la región afectada del cerebro. El ataque puede causar experiencias como emociones intensas, movimientos no controlados, o problemas de vista o habla. Más comúnmente, los ataques parciales simples del lóbulo temporal causan emociones intensas e inexplicadas.

La epilepsia parcial del lóbulo temporal es uno de los trastornos neurológicos que se ha asociado con experiencias religiosas. En la epilepsia hay una alteración en la cual las neuronas se activan simultáneamente en forma local o generalizada en toda la corteza cerebral.[1]

La ciencia que estudia estos fenómenos se llama neuroteología.

Manifestaciones

En el caso de la epilepsia temporal se activa el lóbulo temporal y dada su complejidad estructural y funcional, las manifestaciones clínicas de esta epilepsia son variadas y pueden conducir a un estado de “ausencia” (epilepsia de ausencia) en el que el paciente se desconecta del medio. En otro tipo de epilepsia del lóbulo temporal el paciente experimenta estados de bienestar intenso, descrito como felicidad, armonía absolutas, o éxtasis. En este estado se pueden presentar alucinaciones que pueden ser simples (luz intensa, sonidos, olores) o complejas (ángeles, demonios, paraíso, cielo, luz al final de un túnel con sombras).

Qué la origina

Usualmente la crisis de epilepsia es desencadenada por estímulos externos que incluyen estímulos luminosos (velas, ventanas), sonidos (campanas, coros), olores (incienso), palabras (usualmente religiosas, "Dios", por ejemplo).

Causas

Una comprensión básica de la neuropatología de la epilepsia es necesaria para esta discusión. La transmisión de información entre las células nerviosas en el cerebro de los mamíferos es casi siempre un proceso químico -moléculas de sustancias químicas llamadas neurotransmisores son las responsables. Dentro de una neurona, la transmisión es eléctrica, y es la actividad eléctrica de una neurona la que hace que las moléculas del neurotransmisor sean liberadas desde una neurona para transmitir información a otras neuronas. En la epilepsia, debido a diversos cambios químicos y físicos, algunas neuronas generan demasiada actividad eléctrica. Esta actividad se extiende por todo el cerebro. Las áreas del cerebro a la que se propaga determinar el tipo exacto de aura y convulsión que el paciente va a experimentar. Así, en un caso de un aura de temor seguida de una crisis en la que el paciente agita brazos y piernas, las áreas del cerebro responsables de sentimientos de miedo, y los responsables del control normal motriz están involucrados. Por diversas razones neurofisiológicas, el lóbulo temporal del cerebro y el conjunto de estructuras cerebrales responsables, en parte, por el comportamiento emocional y los sentimientos son, con frecuencia, el sitio de la actividad epiléptica.[2]

Por extraño que pueda parecer, los ataques de epilepsia no siempre tienen que ser eventos desagradables. Cuando las estructuras del cerebro dentro del sistema límbico que subyacen a los sentimientos de placer están involucrados y las áreas de control motor no están involucrados (sin peligro de convulsión), la experiencia puede producir sentimientos de profunda alegría. Tales experiencias se interpretan de manera distinta por diferentes personas y en diferentes culturas, pero un factor común de "trascendencia" y "unidad con el universo" da rienda suelta a las interpretaciones.

A lo largo de la historia y gracias a documentos personales o biografías se sabe que personajes históricos pudieron haber padecido este tipo de epilepsia extática: El faraón egipcio Tutankamón, el emperador romano Julio César, el apóstol cristiano San Pablo, la heroína francesa Juana de Arco y la monja española Santa Teresa de Jesús.

El gran escritor ruso Fiódor Dostoyevski, que era muy probablemente un epiléptico, fue objeto de episodios repentinos de lo que él interpretaba como un éxtasis religioso.

Mientras que la epilepsia afecta dramáticamente el comportamiento durante un ataque, también tiene efectos en el comportamiento durante el período entre crisis. La personalidad de las personas con epilepsia del lóbulo temporal es visiblemente diferente en muchos casos del de las personas que no sufren de este trastorno.

El síndrome de personalidad epiléptica del lóbulo temporal incluye el denominado síndrome de Gastaut-Geschwind que es la "ocurrencia de episodios espontáneos de éxtasis, preocupaciones religiosas aunadas a escritura y predicación compulsiva de naturaleza metafísica (hiperreligiosidad e hipergrafía, respectivamente), con un estado emocional general de amable bondad", además de una "reducción del interés sexual (no de impotencia)" . Los epilépticos de lóbulo temporal también son mucho más propensos a haber tenido múltiples conversiones religiosas.[3][4]

La epilepsia varía grandemente en severidad de persona a persona. Cierto tipo de personas muestran signos de leve disfunción del lóbulo temporal parecida a la epilepsia cuando se examinan sus electroencefalogramas (EEG; ondas cerebrales).[5] Estos individuos muestran algunas de las características de la personalidad de las personas con epilepsia del lóbulo temporal manifiesta. Estas características de la personalidad, cuando se ven en individuos clínicamente no epilépticos, han sido denominadas "signos del lóbulo temporal" por Michael Persinger,[6] que desarrolló un cuestionario para detectarlas. Katherine Makarec y Persinger (1985) encontraron altas correlaciones positivas entre el número de signos del lóbulo temporal en una población de no epilépticos y las mediciones reales de la actividad del lóbulo temporal epileptoide (ALTE). Persinger mostró que durante una "experiencia cumbre" inducida por meditación, un sujeto tenía un gran aumento en la ALTE. Otras nueve personas meditando no mostraron ningún aumento en la ALTE y tampoco reportaron experiencias cumbre, aunque sí se encontró la relajación inducida normal por la meditación. En otro caso reportado por Persinger, un sujeto que "hablaba en lenguas" había aumentado la ALTE durante el período en que se sentía estar en un "contacto más cercano con el Espíritu".[7] Otro sujeto que también hablaba en lenguas no mostró una mayor ALTE. Persinger encontró una fuerte correlación positiva entre los signos del lóbulo temporal y la tendencia a tener experiencias paranormales. También se informó de resultados similares en una muestra de unos cuatrocientos estudiantes universitarios.[8]

Vernon Neppe (Instituto Neuropsiquiátrico Pacífico) desarrolló, por separado, un cuestionario para detectar signos del lóbulo temporal y encontró que las personas que reportan supuestas experiencias paranormales obtienen mayor puntaje en su cuestionario que aquellos que no reportan tales experiencias. Neppe también sugiere que los individuos que reportan tener experiencias paranormales tienen mayores niveles de ALTE que aquellos que no tienen este tipo de experiencias. También se encontraron señales del EEG de "inestabilidad" del lóbulo temporal en diez de doce médiums en trance examinados. La presencia de signos del lóbulo temporal también se correlaciona positivamente con la susceptibilidad hipnótica.[9] En una línea similar, la susceptibilidad hipnótica se ha demostrado que se correlaciona positivamente con una característica de la personalidad llamada absorción por Tellegen y Atkinson, quienes desarrollaron una prueba de este rasgo. El individuo altamente absorbente es uno que fácilmente bloquea las entradas de distracción; puede "perderse" en un libro, una película, un programa de televisión, o en una fantasía; y puede centrar su atención en un estímulo determinado, tanto si el estímulo es externo o autogenerado.

Se ha sugerido que tales individuos altamente absorbentes son más propensos a tener una "experiencia disociativa". Es precisamente este tipo de experiencia la que puede llevar a una persona a aceptar las experiencias paranormales como si fueran verdad. Otros investigadores utilizaron una medida de EEG de atención y encontraron que los sujetos que puntuaron alto en la absorción están en mejores condiciones que otros para inhibir la actividad cerebral en un área del cerebro relacionada con un estímulo de distracción.[10] Además, hay una capacidad similar en sujetos altamente hipnotizables.

Cuando se le preguntó a los sujetos altamente hipnotizables que se imaginaran una barrera entre sus ojos y un estímulo luminoso, este redujo la respuesta neuronal a la luz. Este efecto no se observó en los sujetos menos hipnotizables.[11]

¿Qué significa este cúmulo de correlaciones e informes de investigación? Primero, proporciona un apoyo considerable a la hipótesis de Persinger de que las experiencias místicas y paranormales son causadas ​​por anormalidades sutiles en la actividad eléctrica de los lóbulos temporales o en estructuras neurales subyacentes. También ofrecen un punto de partida para una explicación de por qué hay grandes diferencias individuales en la propensión a tener lo que se ha interpretado como experiencias paranormales. Debido a las anormalidades electrofisiológicas leves, algunos individuos pueden ser menos capaces de distinguir entre la realidad y la fantasía, debido a su mayor capacidad para bloquear la realidad intrusiva cuando se haya dentro de su fantasía. No debe pensarse, sin embargo, que las explicaciones fisiológicas pueden dar cuenta de toda la aceptación pública de las experiencias paranormales como si fueran reales. Solamente el factor psicológico, como la memoria y la percepción constructiva, y la falacia de la validación subjetiva (o efecto Forer), también juegan un papel importante. Su papel puede ser mayor en aquellos individuos que no están sujetos a un mayor ALTE. Un trabajo de Persinger (1993, 1997) ha proporcionado apoyo adicional para la relación entre los lóbulos temporales y las experiencias trascendentes de tipo religioso. Persinger mostró que tales experiencias podrían ser inducidas por la estimulación del lóbulo temporal.[12]

Referencias y ligas externas

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  1. La malformación cavernosa y la epilepsia del lóbulo temporal. Web de Angioma Alliance
  2. Hines, Terence. Pseudoscience and the Paranormal. 2nd ed. Amherst, NY: Prometheus, 2003.
  3. Mandell, A. 1980. “Toward a Psychobiology of Transcendence: God in the Brain.” In Psychobiology of Consciousness, edited by J. Davidson and R. Davidson. New York: Plenum, pp. 379-464.
  4. Geschwind, N. 1983. “Interictal Behavioral Changes in Epilepsy.” Epilepsia 24(suppl. 1):S23-S30.
  5. Persinger, M. A. 1983. “Religious and Mystical Experiences as Artifacts of Temporal Lobe Function: A General Hypothesis.” Perceptual and Motor Skills 57:1255-62.
  6. Persinger, M. A. 1984a. “Propensity to Report Paranormal Experiences Is Correlated with Temporal Lobe Signs.” Perceptual and Motor Skills 59:583-86.
  7. Persinger, M. A. 1984b. “Striking EEG Profiles from Single Episodes of Glossolalia and Transcendental Meditation.” Perceptual and Motor Skills 58:127-33.
  8. Persinger, M., and K. Makarec. 1987. “Temporal Lobe Epileptic Signs and Correlative Behaviors Displayed by Normal Populations.” Journal of General Psychology 114:179-95.
  9. Neppe, V. 1983. “Temporal Lobe Symptomatology in Subjective Paranormal Experiments.” Journal of the American Society for Psychical Research 77:1-29.
  10. Davidson, R., G. Schwartz, and L. Rothman. 1976. “Attentional Style and the Self-regulation of Mode-Specific Attention: An Electroencephalographic Study.” Journal of Abnormal Psychology 85:611-21.
  11. Spiegel, D., S. Cutcomb, C. Ren, and K. Pribam. 1985. “Hypnotic Hallucination Alters Evoked Potentials.” Journal of Abnormal Psychology 94:249-55.
  12. Persinger, M. A., and F. Healey. 2002. “Experimental Facilitation of the Sensed Presence: Possible Intercalation between the Hemispheres Induced by Complex Magnetic Fields.” Journal of Nervous and Mental Disease 190:533-41.
P Artículos sobre Neuroteología
Enfermedades   Epilepsia del lóbulo temporalSíndrome de Gastaut-Geschwind
Véase también   Ellen G. WhiteMuhammadSanta Teresa de JesúsSan Pablo