El Éxodo israelita
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Mito
Transcurridos 400 años de esclavitud en Egipto, los descendientes de José, bisnieto de Abraham, abandonaron, en tiempos de Ramsés II la tierra de los faraones. Según el relato de la Biblia, fue Moisés quien los lideró. El faraón los liberó después de que Yahvé le envió diez plagas contra su tierra.
En su huida, el Mar Rojo se abrió para dar paso a los israelitas, pero se cerró para ahogar a las tropas egipcias. Después, Yahvé alimentó al pueblo con maná, dio a Moisés los Diez Mandamientos en el monte Sinaí y los condenó a vagar por el desierto del Negueb durante 40 años.
Refutación
Aunque hoy se sabe, gracias a historiadores y arqueólogos, que la mayoría de los episodios contenidos en el Antiguo Testamento fueron una ficción creada, en base de historias más antiguas, para dotar de un pasado glorioso al pueblo de Israel, aún sigue habiendo mucha gente que toma como literal los relatos bíblicos.
No es algo que no hagan otros nacionalismos, pero el caso de los judíos es especial porque llegó a formar parte de la cultura occidental a través de las enseñanzas de la Iglesia católica.
Se dedican a él cuatro de los cinco libros bíblicos básicos de Israel: el Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Pero el hecho de que cuatro libros mencionen el relato del éxodo de Israel ¿es indicativo de que realmente sucedió algo similar hace 3,300 años?
Analizar históricamente la veracidad del Éxodo exige centrarse en las evidencias: documentos y restos materiales. Respecto de los primeros, cabría suponer que en Egipto quedara algún texto en pergamino o sobre piedra que confirmara la presencia en el país de un gran número de esclavos israelitas -en la Biblia se habla de casi 600,000- durante 400 años. Desafortunadamente, no es así.
Además, el origen mitificado de Moisés, rescatado siendo bebé de las aguas del Nilo, por la hija del faraón, y criado y educado en la corte, no es más que una copia de la historia de Sargón de Akad (3000 a.C.)
A la ausencia de documentos y el origen de Moisés, hay que agregarle cierta cantidad de lógica. Solo hay que imaginar una multitud de descastados y hambrientos huyendo del poderoso ejército egipcio por el desierto, esquivando las guarniciones del Sinaí y Canaán. No parece posible.
Aún y cuando se admitiera que una muchedumbre de israelitas escapara de Egipto en condiciones similares... ¿Dónde están los restos dejados por esa masa en su huida? Los arqueólogos no han hallado vestigios. Ni tiendas, ni huesos, ni herramientas, ni nada. No solo no existe una sola pieza de evidencia que respalde la veracidad histórica del Éxodo, si no que tampoco la hay de la existencia del propio Moisés. Lo mismo pasa con Abraham, Isaac, Jacob, Noé o Job.
La historia de la huida de Egipto es una narración mítica equiparable a la del Diluvio universal y la del reino unificado de Israel bajo Salomón y David, de quienes, de haber existido, fueron por mucho caudillos tribales.
Las plagas de Egipto, la apertura del Mar Rojo y los encuentros de Moisés y Yahvé, todo forma parte de esa historia de los orígenes inventada para enaltecer al llamado pueblo elegido.