Efecto Clever Hans
Definiciones ampliadas |
Efecto Clever Hans |
Actualmente se denomina así en la ciencia experimental a la posibilidad de que el experimentador “contamine” involuntariamente los resultados del experimento mediante gestos, tonos de voz, lenguaje corporal, etc. El efecto Clever Hans fue determinante para desarrollar la técnica de los experimentos en doble ciego, es decir donde el propio experimentador debe desconocer el resultado correcto.[1][2]
En el episodio 326 de la serie norteamericana “Los Simpsons”, Smart and Smarter se hace referencia a este fenómeno cuando se descubre que Lisa daba inconscientemente pistas a su hermana menor en un test de coeficiente intelectual infantil.
La historia de Clever Hans
La historia tiene lugar en Alemania a finales de 1800. Cierto maestro tenía un caballo llamado Hans, que tenía capacidades notables: Hans sabía aritmética. Al pedirle que sumara, por ejemplo, 7 mas 4, el equino golpeaba el suelo 11 veces con su casco y luego se detenía. Igualmente era dotado en la resta, multiplicación y división.
El maestro no era un impostor. Pudo haber ganado dinero exhibiendo su caballo en público, pero no lo hizo. Por el contrario, invitó a científicos a estudiar a Clever Hans. Lo hicieron, y salieron convencidos de que las habilidades de Hans eran genuinas. El maestro no le daba señales al caballo; de hecho, el hombre podía estar fuera de la vista por completo, y Clever Hans podía resolver los problemas propuestos por otra persona.
Sin embargo, un científico, un psicólogo experimental llamado Oskar Pfungst, dijo: "Vamos a hacer una comprobación más." En consecuencia, pidió a uno de los espectadores que susurrara en el oído a Hans, por ejemplo, "siete". Después otro diferente observador susurraba al oído del caballo "mas cuatro." Ninguno de los murmuradores podía escuchar al otro. Por lo tanto, ninguno de los dos sabía la respuesta correcta. No hasta que Hans les dijera la respuesta. Cosa que nunca hizo. No podía. En estas condiciones, después de que a Hans se le hiciera la petición, él continuaría golpeando el suelo de forma indefinida.
Parece que Hans siempre había dependido de las señales inconscientes de los espectadores. Mientras el público sabía la respuesta correcta, once, esperarían hasta el undécimo golpe de Hans. Entonces ellos se inclinaban hacia adelante con expresión de alerta, como diciendo: "Esa es la respuesta. ¿Va a parar ahora?" Esos movimientos sutiles eran la señal para que Hans dejara de golpear.
Así que, sí, Hans era un caballo muy inteligente, pero no era hábil en la aritmética. Era hábil en leer a los seres humanos y a sus inconscientes señales que sus movimientos le dieron. El maestro de escuela, también, debe haber estado dándole dichas señales inconscientes todo el tiempo, a pesar de que nunca estuvo consciente de ello.
Desde su época, el "efecto Clever Hans" ha sido una frase estándar que se utiliza para recordarle a los investigadores -y a cualquiera- el peligro de los efectos del observador participante. Un observador puede enviar señales no deseadas que pueden afectar lo que sus sujetos hacen, y esto puede llevar al observador al auto-engaño.[3]
Véase también
Referencias y ligas externas
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