Detectives psíquicos

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Los detectives psíquicos son charlatanes que investigan casos criminales, como secuestros, robos, homicidios y desapariciones, tanto si se le piden como si no, a través de presuntas facultades paranormales como métodos diferentes a los usados por la policía.

Entre las facultades de los psíquicos se cuentan la postcognición, o conocimiento de un hecho ocurrido en el pasado del que “nadie” tiene información obtenida por los medio usuales; como la psicometría, o la lectura de datos que guardan los objetos involucrados; la telepatía y la visión remota, una variedad de percepción extrasensorial.

Estas alternativas contrastan de manera radical con la investigación científica tradicional. Suelen servir como un medio de falso consuelo y esperanza para los familiares de las víctimas de los delitos.

Benjamin Radford, psicólogo y experto en el tema, declara que las personas, al sentirse impotentes con respecto de una situación tan inquietante como la desaparición de una persona, recurren a la alternativa paranormal, creyendo que si no le beneficia, tampoco les hace más daño de que ya sufren. No toman en cuenta que hay al menos dos posibles daños: la merma en el patrimonio causada por los charlatanes y la profunda frustración al experimentar al ver perdidas sus esperanzas.

En su libro The Blue Sense: psychic Detectives and Crime, Arthur Lyons y Marcello Truzzi explican la forma de como personas sin ningún tipo de poder sobrenatural cobran, además de cantidades ridículas de dinero, un prestigio mal habido gracias al apoyo irracional de la prensa sensacionalista que da por veraces sus supuestas habilidades y exageran sus logros

También es significativa la manera en que manipulan a sus clientes y la posibilidad de que sus suposiciones (que ellos llaman “visiones”) coincidan con la verdad. Las mismas hipótesis formuladas por los detectives formales cuando el caso se ha enfriado, responden a patrones estadísticamente significativos de la criminalística que alcanzan el grado de lugares comunes y son retomadas por los psíquicos para hacerlas pasar como revelaciones originales: una persona desaparecida puede estar viva o muerta, si está muerta tal vez la hayan enterrado, si la enterraron quizá su cadáver se encuentre en un lugar apartado, como un bosque; y tal cual suele suceder, existe la posibilidad de que esté enterrada a ras de la tierra. El psíquico podrá informar de todo esto a los familiares de la víctima y será celebrado como un genuino vidente cuando las investigaciones pertinentes revelen que tenía razón.

Modo de operar

Estos charlatanes se apoyan, por lo general, en la lectura en frío y en el shotgunning o “disparo a la bandada”, que consiste en soltar múltiples ideas o imágenes para ver cuál de ellas sensibilizan especialmente a la clientela.

Si una persona desapareció, el detective psíquico puede decir “la veo errando por un camino alejado”; si fue secuestrada, puede declarar, “está encerrada en un lugar, no puede moverse”.

También existen casos en que estos fraudulentos hacen uso de cómplices para engañar a los clientes, se ha sabido de sobornos a policías para recibir datos reservados de la investigación y que presentarán a sus clientes como si fueran resultado de sus “indagaciones” paranormales.

Tales estrategias suelen tener éxito incluso cuando se emplean para engañar a personas que se encuentran en circunstancias no tan difíciles, como quienes los consultan por mera curiosidad a un “adivino”. Su potencial de engaño se ve favorecido por la vulnerabilidad de los sujetos afligidos, quienes desarrollan la falacia del pensamiento ilusorio (en inglés wishful thinking), la formación o aceptación de conceptos y creencias que van de acuerdo con lo que complace a la imaginación o el deseo, en vez del apego a la realidad visible y la racionalidad.

Sesgo de confirmación

Cabe señalar el llamado sesgo de confirmación, la tendencia de las personas a aceptar de modo selectivo la información que confirma sus creencias o hipótesis y desechar aquella que las pone en duda. Está comprobado que este sesgo es mucho más acentuado en situaciones con una importante carga afectiva, como lo es la posible pérdida de un ser querido.

En muchos casos importantes los detectives psíquicos no han sido de ninguna utilidad. Uno de estos fraudes fue el que protagonizó Sylvia Browne (única que aceptó el reto de James Randi pero que nunca se presentó a demostrar sus “habilidades”) que en 2003 predijo que Amanda Berry estaba muerta, sin embargo fue encontrada viva en 2013 después de un secuestro de 10 años.

Conclusión

De todo esto podemos deducir que en situaciones desesperadas, cuando los medios racionales son insuficientes pata encontrar respuestas a problemas graves o tolerar una realidad dolorosa, los seres humanos toman caminos irracionales. En estos caminos de la sinrazón se encuentran con falsos guías que, en lugar de ayudarlos a retomar el camino de la reflexión, el análisis y la aceptación de la realidad, lo que hacen es perderlos aún más con sus esquemas fantasiosos que no conducen a ningún lado.

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