Declaración de Friburgo sobre la homeopatía
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En febrero de 2016, el grupo alemán GWUP (Gesellschaft zur wissenschaftlichen Untersuchung von Parawissenschaften, 'Sociedad para el Estudio Científico de las Paraciencias') abrió una petición en línea para terminar de una vez por todas el apoyo a la Homeopatía basándose en lo que hoy se conoce como la Declaración de Friburgo sobre la homeopatía;[1] también conocida como Freiburger Erklärung zur Homöopathie, en alemán.
Antecedentes
La petición y la declaración nace del esfuerzo grupal llamado Red de Información sobre la Homeopatía que surgió de una reunión celebrada a principios de 2016 en Friburgo e iniciada por el Dr. Norbert Aust, con miras a encontrar formas de contrarrestar la gran cantidad de información errónea sobre la homeopatía. Esta organización no está financiado por compañías farmacéuticas, de hecho, no tiene fondos: los miembros donan su tiempo y pagan sus propios gastos.
Todo se debe a que la evidencia contra la homeopatía nunca ha sido más incontrovertible. Una evaluación exhaustiva reciente de los ensayos de homeopatía realizada por el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica de Australia demostró que no fue efectiva para ni una sola de 68 enfermedades. Una revisión similar en el Reino Unido también mostró que la homeopatía no funciona y recomendó al Servicio Nacional de Salud que dejara de financiar su uso. De acuerdo con el grupo, ya es hora de mejorar la atención médica relegando a la homeopatía a los libros de historia.
Los puntos tratados en la Declaración de Friburgo son
- La homeopatía no es naturopatía ni medicina.
La homeopatía es un sistema de creencias obstinadamente sobreviviente, no un enfoque científico para la curación o alivio de padecimientos. A pesar del apoyo de los políticos y el silencio de aquellos que necesitan un mejor conocimiento, la homeopatía es y sigue siendo un procedimiento pseudocientífico. Tonterías como la memoria del agua, nanopartículas, mecánica cuántica, y otras sandeces publicadas que pretenden explicar su modo de acción, están en clara contradicción con los fundamentos científicos probados. Los miembros y simpatizantes de la 'Red de información sobre homeopatía' ven en la homeopatía una doctrina persistente, nociva y duradera que no puede considerarse ni medicina natural ni medicina basada en evidencia.
- La homeopatía no debe recibir un estado especial.
Durante más de 200 años de existencia, la homeopatía no ha logrado demostrar que funciona mejor que el placebo. En el sistema de salud alemán sobrevive porque no se requiere una prueba objetiva de la efectividad de los tratamientos homeopáticos, algo que es obligatorio para los medicamentos de prescripción. Tal doble rasero debería ser abolido. En los más de 200 años de su existencia, la homeopatía no ha podido demostrar su efectividad de acuerdo con criterios objetivos. Por el contrario, solo sobrevive porque tiene un estatus especial en el sistema de salud alemán. En México, en el Sistema Nacional de Salud tiene apoyo por el Sector Salud mexicano; de hecho, el Art. 25, Fracción XIX del Reglamento Interior de la Secretaría de Salud se atribuye el “Diseñar, desarrollar e impulsar la política nacional de medicinas tradicionales, alternativas y complementarias en el Sistema Nacional de Salud (incluída la homeopatía).[2]. En opinión de los expertos, este apoyo es algo que esta pseudoterapia no tiene ningún derecho a poseer. Si bien los medicamentos de prescripción tienen que demostrar su efectividad de acuerdo con criterios objetivos, la homeopatía está exenta. Debe haber una defensa contra tal sistema. La homeopatía tampoco ha demostrado un mecanismo de acción plausible y sus defensores dan la impresión de que todavía hay incertidumbres que deben aclararse. Los científicos serios del área biomédica están en fuerte desacuerdo con eso. La homeopatía no es un método no convencional que requiera un examen científico adicional. Su fundamento consiste en pseudoteorías ya refutadas durante mucho tiempo, como la 'ley de los similares', la 'fuerza vital' u otros falsos principios.
- Se debe reconocer el autoengaño de los pacientes y los terapeutas.
Los tratamientos homeopáticos pueden aliviar los síntomas y tener otros efectos terapéuticos (o secundarios imprevisibles), sin embargo, se ha demostrado que esto no es atribuible a remedios hechos por dilución y superdilución. En cambio, cualquier efectividad proviene del efecto placebo y de las interacciones humanas entre el paciente y el terapeuta. Es probable que muchos profesionales y pacientes que usan la homeopatía desconozcan la existencia y el poder de la sugestión, la autosugestión y el efecto placebo. No se niega que hay efectos terapéuticos que se pueden lograr en el contexto de un tratamiento homeopático. Sin embargo, estos no tienen nada que ver con la medicina homeopática administrada específicamente. Por el contrario, la efectividad sospechada y supuestamente experimentada de las preparaciones homeopáticas se basa en la sugerencia y la sugestión automática de pacientes y terapeutas. Los mecanismos de tales (auto) delirios son diversos pero bien conocidos y explorados. Se asume que muchos médicos homeópatas y profesionales no médicos desconocen la existencia y diversidad de tales mecanismos y actúan con las mejores intenciones. Sin embargo, eso no cambia el hecho de que las conclusiones que extraen son erróneas y, por lo tanto, pueden ser perjudiciales para el paciente.
- Abrazar la ciencia médica.
El método científico no puede explicarlo todo, pero sí nos permite mostrar que la homeopatía no puede explicarse científicamente. Una creencia popular en las afirmaciones terapéuticas de la homeopatía alimentadas por políticos, los medios de comunicación y las empresas de terapias complementarias no deberían ser la justificación para su uso como práctica médica.
El objetivo de esta declaración
La crítica de esta Declaración a la homeopatía no está dirigida a pacientes que usan este tratamiento complementario ni a médicos que lo practican. En cambio, está dirigido a escuelas de homeopatía y organizaciones de atención médica que deberían haber reconocido hace mucho tiempo la naturaleza absurda de esta falsa terapia, pero han optado por no tomarlo en cuenta debido a que genera pingües beneficios a laboratorios como la francesa Boiron.
En pocas palabras, la Declaración de Friburgo pide a los jugadores de los sistema de atención médica basada en la ciencia que rechacen la pseudociencia de la homeopatía y que vuelvan a lo que debería ser evidente: promover una medicina de alta calidad científicamente validada, justa y generalmente reproducible que realmente beneficie a los pacientes.[3]
Para mayor información véase también
Referencias y ligas externas
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