Teléfonos celulares y cáncer
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Los teléfonos celulares emiten energía de radiofrecuencia (ondas de radio), una forma de radiación no ionizante. Los tejidos que están más cerca de donde se sujeta el teléfono pueden absorber esta energía y causar cáncer.
Refutación
El número de usuarios de teléfonos celulares (también llamados teléfonos “inalámbricos” o “móviles”) ha aumentado rápidamente. De acuerdo a la Asociación de Telecomunicaciones Celulares e Internet (Cellular Telecommunications and Internet Association), para el año 2010, había más de 303 millones de personas suscritas a servicios de teléfonos celulares en Estados Unidos. Este es un aumento de casi tres veces los 110 millones de usuarios que había en el año 2000. A nivel mundial, la Unión Internacional de Telecomunicaciones calcula que la cifra de personas suscritas a servicios de teléfonos celulares es de 5 mil millones.
La energía de radiofrecuencia es una forma de radiación electromagnética. La radiación electromagnética se puede clasificar en dos tipos: ionizante (rayos X, radón y los rayos cósmicos) y no ionizante (la radiofrecuencia).
Se sabe que la exposición a la radiación ionizante, como la de radioterapia, aumenta el riesgo de cáncer. Sin embargo, aunque muchos estudios han examinado los posibles efectos para la salud de la radiación no ionizante procedente de radares, de hornos de microondas y de otras fuentes, actualmente no existe evidencia firme de que la radiación no ionizante aumente el riesgo de cáncer[1].
Un estudio reciente mostró que cuando una persona usaba un teléfono celular durante 50 minutos, los tejidos del cerebro del mismo lado de la cabeza donde estaba la antena del teléfono transformaban, por metabolismo, más glucosa que los tejidos del lado opuesto del cerebro. Los investigadores advirtieron que estos resultados son iniciales y que los posibles resultados para la salud de este aumento en el metabolismo de glucosa todavía se desconocen.
Aunque ha habido cierta preocupación de que la energía de radiofrecuencia procedente de los teléfonos celulares que se colocan cerca de la cabeza pueda afectar al cerebro y a otros tejidos, a la fecha no hay evidencia de los estudios de células, de animales o de humanos de que la energía de radiofrecuencia pueda causar cáncer.
Generalmente se considera que para que se forme el cáncer es necesario que haya daño al ADN. Sin embargo, la energía de radiofrecuencia, a diferencia de la radiación ionizante, no causa daño al ADN en las células, y no se ha encontrado evidencia de que cause cáncer en los animales ni que aumente los efectos carcinogénicos de sustancias carcinógenas conocidas en animales[2].
Los investigadores han llevado a cabo varios tipos de estudios epidemiológicos para investigar la posibilidad de que exista una relación entre el uso de teléfonos celulares y el riesgo de tumores cerebrales malignos (cancerosos), tales como gliomas, así como tumores benignos (no cancerosos), como neuromas acústicos (tumores en las células del nervio responsable de la audición), la mayoría de los meningiomas (tumores en las meninges, las cuales son membranas que cubren y protegen el cerebro y la médula espinal), y los tumores de glándula parótida (tumores en las glándulas salivales).
En un tipo de estudio, llamado estudio de casos y controles, se compara el uso de teléfonos celulares por personas con estos tipos de tumores y por personas que no tienen dichos tumores. En otro tipo de estudio, llamado estudio de cohortes, se hace el seguimiento a un grupo grande de personas por un tiempo determinado y se compara el índice de estos tumores entre las personas que usaron teléfonos celulares y las que no los usaron. Los datos de incidencia de cáncer pueden analizarse también por un tiempo para ver si los índices de cáncer cambiaron en las poblaciones grandes durante el periodo en que el uso de teléfonos celulares aumentó drásticamente. Los resultados de estos estudios, por lo general, no han proporcionado evidencia clara de una relación entre el uso de los teléfonos celulares y el cáncer; no obstante, ha habido hallazgos estadísticamente significativos en determinados subgrupos de personas.
Un estudio de cohortes en Dinamarca relacionó la información de facturación de más de 358 000 suscriptores de teléfono celular con los datos de incidencia de tumores de cerebro del Registro Danés de Cáncer. El análisis no encontró relación entre el uso de teléfonos celulares y la incidencia de glioma, de meningioma o de neuroma acústico, ni siquiera entre personas que habían estado suscritos a teléfonos celulares durante 13 años o más[3].
Addendum (2018)
Aún existen agoreros del desastre y desinformadores que siguen afirmando que existe relación entre el uso de celulares y la formación de cáncer en el cerebro. probablemente se refieren al Programa Nacional de Toxicología de Estados Unidos (NTP)[4] que en 2016 publicó resultados preliminares que "sugerían" que los teléfonos celulares aumentaban el riesgo de cáncer cerebral y cardíaco. La ola de titulares preocupados era predecible.
Aunque el estudio aún no se ha publicado, el reporte final, revisado por pares puede ser descargado y sus datos revisados con calma.[5]
Algunas cosas para mencionar antes de comenzar: El hallazgo positivo ocurrió en ratas, pero no en ratones. Tal hallazgo positivo ocurrió en ratas macho, pero no en ratas hembras. No hubo humanos en este experimento. Los autores usaron la palabra 'equívoco' muchas veces (25 para ser exactos).
- Examinando los datos
Los científicos expusieron sus animales (comenzando cuando eran embriones) a teléfonos celulares durante nueve horas al día, todos los días durante dos años. Luego los examinaron para ver si podían detectar algún tipo de cáncer.
En última instancia, el único hallazgo positivo fue una mayor incidencia de schwannomas cardíacos, una forma rara de cáncer de la que casi nadie del público haya oído hablar. Las células de Schwann (neurolemocitos) son células gliales que se encuentran en el sistema nervioso periférico que acompañan a las neuronas durante su crecimiento y desarrollo de su función.
Contrario de lo que se informa, el estudio no mostró un mayor riesgo de cáncer cerebral (consulte la Tabla 22 en la página 102 del informe descargable). Hubo muy pocos casos para demostrar una tendencia estadística, y de hecho las tasas de cáncer cerebral disminuyeron a medida que se incrementó la producción de potencia del teléfono celular, lo cual no tiene sentido.
Finalmente, el informe demostró que las ratas expuestas a teléfonos celulares vivían más tiempo que el grupo de control. Por lo tanto, un nombre más apropiado para los titulares periodísticos podría haber sido: Los teléfonos celulares te hacen vivir más tiempo en lugar de Los teléfonos celulares causan cáncer.
La gente, como se mencionó antes, sigue creyendo tontamente que "radiofrecuencia" y "radiación" son sinónimos. La luz infrarroja, las microondas, las ondas de radio y las señales de televisión, son radiaciones no ionizantes. Estas son señales de baja energía y no tienen la capacidad de alterar o dañar el ADN. La radiación no ionizante, como las ondas de radiofrecuencia, puede calentar los tejidos del cuerpo expuestos lo suficiente (así es como funciona el microondas hogareño), pero no puede alterar el ADN. Entonces, si alguien quiere afirmar que los teléfonos celulares causan cáncer, primero deben explicar cómo es que cree que ocurre exactamente.
La pregunta que resta es: ¿por qué este estudio mostró un resultado positivo si se supone que los teléfonos celulares no causan cáncer?
Recordemos que la asociación fue solo en ratas macho solamente, no en hembras ni en humanos. También examinaron nueve formas diferentes de cáncer en cuatro grupos de animales, lo que llevó a 36 comparaciones. Si acepta una tasa de 5% de falsos positivos (un estándar en las estadísticas médicas), la probabilidad de que tenga al menos un falso positivo aquí es de alrededor del 84%. Dado que tenemos un único hallazgo positivo entre muchos análisis negativos, entonces podemos suponer que fue un falso positivo.
Si las estadísticas no son suficientes para tranquilizar a la población, debemos hacer notar que este estudio probablemente no se aplique a las personas. Es muy poco probable que un ser humano tenga pegado el aparato nueve horas al día por dos años ininterrumpidos.[6]
Véase también
- Histeria colectiva
- Hipocondría temporal colectiva
- Relación entre asbesto y cáncer (mito)
- Síndrome del edificio enfermo
- Tecnología 5G (mitos)
Referencias y ligas externas
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