Caja de espíritus

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Caja de espíritus
Producto pseudocientífico fraudulento
Pseudociencia
Categoría: Aparatos fraudulentos

La caja de espíritus es un artefacto que se supone se puede usar para hacerle preguntas a los fantasmas o almas para obtener información. No solo hay aparatos para llamar espíritus, también existen apps para celular con esta función. Según quienes usan estos artefactos, solo ciertos fantasmas responderán a través de la caja de espíritu, que se puede usar como evidencia al identificar al fantasma.

Antecedentes

Todo inicia con la cmpañía K-II Enterprises, con sede en Syracuse, Nueva York, que fabrica varios dispositivos electrónicos de mano, pero es más conocida por el Safe Range EMF, un aparato del tamaño de un control remoto de televisión, que detecta campos electromagnéticos o EMF (por sus siglas en inglés), midiéndolos con una matriz de LED brillante que se mueve de verde a rojo dependiendo de su intensidad. Diseñado para localizar radiación EMF potencialmente dañina de líneas eléctricas o electrodomésticos cercanos, el Safe Range se ha volvió popular para otro uso: detección de fantasmas. Es uno de los aparatos empleados por el charlatán y falso Doctor Honoris Causa Carlos Trejo.

Desde su aparición en el programa Ghost Hunters, donde el cazador de fantasmas Grant Wilson afirmó que había sido 'especialmente calibrado para investigadores paranormales', el Safe Range (generalmente conocido como medidor K-II) se ha vuelto omnipresente entre aquellos que buscan espíritus.

Las nuevas psicofonías realmente tuvieron su origen con Friedrich Jürgenson y una grabadora de cintas de casetes. A finales de la década de 1950, Jürgenson, pintor y cineasta, estaba experimentando con la grabación de pájaros en su jardín; cuando las reprodujo, escuchó voces en la cinta. Posteriormente el pintor escuchó otras voces grabadas que, según creyó pertenecían a su padre y esposa fallecidos, llamándolo por su nombre. En algún momento Jürgenson incluso llegó a mencionar que las voces le aconsejaban cómo realizar mejores grabaciones.[1] Más aún, afirmó que su madre fallecida había hecho contacto con él. Después de varios años perfeccionando su técnica, publicó sus hallazgos en un libro de 1967 llamado Radio Contact With the Dead. Unos años más tarde, un psicólogo letón llamado Konstantin Raudive desarrolló y elaboró ​​aún más las técnicas de Jürgenson, y publicó su propio libro sobre la ciencia de registrar las voces de los muertos en 1971.

A las psicofonías (o parafonías) se les conoce en el mundillo de la investigación paranormal como fenómenos de voz electrónica o (EVP, siglas de Electronic Voice Phenomena) y el término que abarca estos fenómenos se conoce con el nombre de transcomunicación por instrumentos (ITC, por sus siglas en inglés). El término fue inventado en la década de 1970 por el profesor Ernst Senkowski, un científico con experiencia en física experimental que realizó experimentos para tratar de descubrir la fuente de voces inexplicables en cintas de audio.

Refutación

Hoy día, que la tecnología ha avanzado mucho, aparecen las cajas de espíritus. Toda esta tecnología, tanto la personalizada como la reutilizada, funciona con más o menos el mismo principio: generar una gran cantidad de efectos estáticos y aleatorios, con la esperanza de capturar ruido aleatorio y otras cosas efímeras. Los cazadores de fantasmas y exploradors urbanos de lo paranormal, busca patrones, convergencias momentáneas, serendipia y coincidencias significativas, cuando las "encuentran", para ellos es evidencia de que han hecho contacto con el mundo espiritual; para el creyente, aquí es donde viven los fantasmas: en estática, en fallos y en desenfoques; para las personas escépticas y científicos, todo no es más que apofenia.

Los fenómenos de voz electrónica han seguido figurando entre las 'pruebas' más destacadas que charlatanes como Steve Huff (quien vende en Amazon su propia versión de caja de espíritus), ofrecen de actividad paranormal, al parecer, precisamente porque los humanos estamos programados para extraer significado del caos. Desde el punto de vista evolutivo, durante mucho tiempo hemos necesitado discernir la vista o el sonido de un depredador a pesar de su camuflaje, lo que nos ha llevado a buscar patrones donde podrían no ser evidentes de inmediato. Las peculiaridades y deficiencias de la tecnología influyen directamente en esta necesidad biológica: arrojar estática y ruido aleatorios que están preparados para ser transmutados en señales significativas. Los cazadores de fantasmas trabajan a través del sesgo de confirmación. Buscando pruebas de lo paranormal, lo encontrarán en cualquier cosa, pero más fácilmente en estática, galimatías y erratas, ruido tecnológico en el que estamos programados para encontrar falsos positivos.

En pleno siglo XXI existe una proliferación de productos electrónicos de consumo asociados con la caza de fantasmas. En una era de iPhones y Fitbits, los cazadores de fantasmas son solo un nicho más de mercado de la categoría fraudulenta conocida como "transcomunicación por instrumentos".

Pero hay una diferencia crucial: la mayoría de los proveedores de productos electrónicos de consumo mantienen contentos a sus consumidores refinándolos constantemente hasta que estén libres de fallos, mientras que la tecnología fantasma funciona al revés, lo que hacen es una ingeniería activa sobre los fallos: cuantos más, mejor.[2]

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Referencias y ligas externas

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  1. Daniel Cohen. La Enciclopedia de los Fantasmas. Editorial Diana (1984) ISBN 968-890-036-2
  2. Colin Dickey (Nov, 2016) «The Broken Technology of Ghost Hunting». Vía: theatlantic.com.