Café y datos
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Beber café siempre es bueno para la salud de las personas.
Refutación
Aunque el consumo moderado de café se ha relacionado con efectos benéficos para la salud, también posee efectos farmacológicos importantes que pueden, con el tiempo, a agravar condiciones que pueden poner en peligro la vida de las personas.
Nestlé produce una marca de café instantáneo de las más vendidas del mundo, y comenzó, sobre todo en revistas de circulación mundial, una campaña ponderando en exceso las bondades del café sin advertir los peligros latentes que existen con el consumo del café. En su página web, por ejemplo, menciona que el café mantiene el cuerpo hidratado[1], lo cual es falso ya que uno de los efectos farmacológicos de la cafeína es la diuresis.
Algunos datos preponderantes
- Varios estudios de cohorte prospectivos han observado algunas relaciones significativas inversas entre la ingestión regular de café y el riesgo de diabetes mellitus tipo 2.[2] En una cohorte en Estados Unidos de América se observó también una modesta relación inversa entre el consumo de café descafeinado y el riesgo de diabetes mellitus tipo 2, lo que sugiere que tal vez algunos componentes diferentes de la cafeína podrían contribuir a la reducción de este riesgo.[3]
- El consumo de café en grandes cantidades se ha vinculado con una reducción significativa del riesgo de cáncer colorrectal en varios estudios de casos y controles; empero, en estudios prospectivos de cohorte y metaanálisis casi nunca se han reconocido estas relaciones.[4][5]
- El consumo de café y cafeína se ha acompañado de reducciones significativas del riesgo de la enfermedad de Parkinson en hombres,[6] pero no en mujeres, lo cual puede atribuirse a los efectos modificadores de los estrógenos. En dos estudios grandes de cohorte prospectivos, el consumo de café se relacionó inversamente con el riesgo de enfermedad de Parkinson en mujeres que nunca habían consumido estrógenos en la posmenopausia; esta asociación inversa no se identificó en las mujeres que consumieron estrógenos en la posmenopausia.[7] En un estudio de cohorte en cerca de 90,000 enfermeras en Estados Unidos de América, el consumo de seis o más tazas de café al día se vinculó con un aumento significativo del riesgo de enfermedad de Parkinson en mujeres que habían consumido estrógenos para la posmenopausia.[8]
- Dos estudios prospectivos de cohorte en Estados Unidos de América encontraron relaciones significativas inversas entre el consumo de café y el riesgo de suicidio.[9][10] Sin embargo, en un estudio en Finlandia, donde el consumo de café asciende a ocho o más tazas al día, se observó una relación en forma de “J” entre el consumo de café y el riesgo de suicidio. El consumo alto en esta población se vinculó con el aumento significativo del riesgo de suicidio en comparación con consumos moderados.[11]
- La mayoría de los estudios de cohorte prospectivos grandes no ha encontrado que el consumo alto de café o cafeína se relacionen en grado significativo con un riesgo mayor de enfermedad coronaria o infarto del miocardio.[12][13][14] En contraste, el consumo de café se ha acompañado de un incremento de varios factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- El consumo de café hervido y sin filtrar es una preocupación en particular, ya que en México hay grupos de población que todavía acostumbran hervir el café directamente en el agua y no lo filtran. Se ha encontrado que el café preparado de esta manera eleva las concentraciones plasmáticas de colesterol total y colesterol Lipoporteínas de baja densidad (LDL, o colesterol "malo"). Por el contrario, el café filtrado no parece tener estos efectos adversos en los perfiles de lípidos.[15] Algunos compuestos presentes en los granos de café tostados (los diterpenos cafestol y kahweol) se han identificado como factores que elevan el colesterol.[16] Los diterpenos son extraídos por el agua caliente cuando se prepara el café y quedan atrapados en los filtros de papel, razón por la cual el café filtrado contiene pocas cantidades de cafestol y kahweol, mientras que el café hervido y el exprés pueden contener cantidades significativas.[17]
- En estudios aleatorios controlados se ha encontrado que el consumo de café con cafeína eleva leve, pero significativamente, la presión arterial sistólica (2.0-2.4 mmHg) y diastólica (0.7-1.2 mmHg).[18][19] Si bien el consumo de café se relacionó con pequeños incrementos de la presión sanguínea sistólica y diastólica en un estudio de cohorte prospectivo, el riesgo de desarrollar hipertensión después de un promedio de 33 años no se modificó.[20]
- Es interesante la observación de que una variedad de investigaciones documentaron una relación de “U” invertida al graficar las respuestas fisiológicas y psicológicas contra el consumo de cafeína. Esto significa que la magnitud del efecto de la cafeína es menor a niveles bajos y altos, pero mayor a niveles intermedios. Esta relación se ha informado en el desempeño al realizar ejercicio,[21] el tiempo de reacción,[22] el estado de alerta,[23] la capacidad de procesar información[24] y el estado de ánimo,[25] aunque la relación podría ser diferente para otras respuestas fisiológicas y psicológicas. De modo adicional, esta relación de “U” invertida se puede desplazar a la derecha o la izquierda al habituarse a la cafeína.
- Es importante advertir que la mayoría de estos estudios sobre la cafeína y la capacidad de rendimiento se centra en personas que consumen cafeína de modo habitual, a las cuales se somete a disminución o aumento de dicha sustancia. Investigadores han sugerido que en individuos que no consumen cafeína con regularidad la ingestión de cafeína tendría un efecto mínimo o nulo.[26] [27]
Referencias y ligas externas
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