Bestia de Gévaudan

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CRIPTOZOOLOGÍA

La llamada Bestia de Gévaudan se cree que existió y sembró el terror durante cuatro años en las montañas de l'Auvergne, Francia, asesinando y devorando a 130 personas (contabilizadas 100 de forma oficial), una "hazaña" sólo a la altura de otra pareja de devoradores de hombres, los leones de Tzabo.

Historia

Antes del verano de 1764, ya se habían producido algunos ataques y la Bestia se había dejado ver esporádicamente, pero no sería hasta julio de ese año cuando el animal probase por primera vez la carne humana. La pobre desafortunada fue una muchacha de catorce años llamada Jeanne Boulet que tuvo la desgracia de pasar a la Historia por ser la primera víctima confirmada de la bestia, a la que seguirían dos víctimas más ese mismo mes. Los ataques se hicieron más frecuentes a medida que se acercaba el invierno y los alimentos escaseaban. Esto da mayor fuerza a la hipótesis de que la Bestia era en realidad un animal desesperado en busca de comida y que había encontrado en el ser humano una víctima fácil ya que los protagonistas principales de sus ataques solían ser mujeres y niños, ignorando intencionadamente a los hombres, sus únicos testigos mayoritariamente, que se quedaban paralizados ante la sola visión de la Bestia

Descripción

Los testigos, mayoritariamente hombres, la describían como un lobo enorme del tamaño de un asno, con pelaje rojizo y a rayas en los cuartos traseros, con una banda negra que le cruzaba el lomo desde la cabeza a la cola. Otras de las peculiaridades del animal era una cola fuerte y larga terminada en un penacho (similar a la de los grandes felinos) y garras de seis dedos.

Víctimas

Se sabe que gustaba de atacar únicamente a mujeres y niños, además de la forma en que se encontraron las ropas en algunos cadáveres ha hecho suponer actualmente que, aunque muchos de los ataques fueron sin duda obra de un animal de grandes dimensiones, otros pudieron ser obra de algún psicópata que aprovechase el pánico provocado por la Bestia para disimular sus propios crímenes.

Aunque se creyó que la Bestia era un lobo, estos suelen atacar en manada y evitan siempre que pueden el contacto con las personas, centrando toda su atención en el ganado, una presa mucho más fácil. Por esta razón se desechó esaa hipótesis. La Bestia atacaba a plena luz del día y mostraba especial predilección por las mujeres desprevenidas que se dirigían a misa a alguna de las iglesias de la zona.

La caza

La situación llegó a tales extremos que, cuando llegó a oídos del rey Luis XV, éste envió a un regimiento de dragones (un cuerpo de élite del ejercito francés de la época) para darle caza. Estos entraron pronto en conflicto con los propios cazadores de lobos de la zona, incluido el misterioso y sospechoso Jean Chastel, porque los veían como una amenaza que se interponía entre ellos y la cuantiosa recompensa que el rey ofrecía por la muerte del animal. Sin embargo, ni las innumerables batidas, ni las trampas, ni mucho menos el esfuerzo de los soldados detuvieron a la Bestia, dejando en ridículo a los propios dragones, que se convirtieron en la mofa de los cazadores y la gente del pueblo por ser incapaces de darle caza. En 1765, el rey envió esta vez a un cazador profesional, Jean-Charles Marc-Antoine de Vaumesle d'Enneval, acompañado de su hijo y de su jauría de perros de caza, que obtuvo el mismo resultado que los dragones, o sea, cero, y que afirmó con rotundidad que la Bestia "no era un lobo".

Finalmente el rey envió a su propio arcabucero real, el noble François Antoine que a pesar de unos comienzos infructuosos, pareció dar por fin caza a la bestia en septiembre, después de acertarle al que debía ser su único punto débil, el ojo. Herido de muerte, el animal finalmente se derrumbó y Antoine y compañía afirmaron alegremente que habían dado caza por fín a la Bestia. Se le apodó entonces le Loup des Chazes, por haber sido derribado cerca de la abadía con el mismo nombre, y resultó ser un lobo enorme fuera de lo común, de grandes dimensiones y unos 60 kilos de peso. El lobo fue disecado y enviado a París, donde fue expuesto en el Museo Nacional hasta que el incendio de 1830 lo destruyó junto al resto del contenido del museo. No tardaría mucho la Bestia en demostrar que estaban equivocados. A pesar de la identificación positiva del animal cazado, la Bestia volvió a actuar de nuevo matando a dos niños más, en diciembre.

La "Pulga"

Marie Jeanne Valet La Puccelle

El caso más famoso sin embargo fue el de Marie Jeanne Valet, apodada la Pulga (La Puccelle), que fue atacada por la Bestia junto a su hermana cuando atravesaba uno de los puentes de la parroquia de Paulhac. La Pulga se defendió con una lanza improvisada salvando así su vida y la de su hermana, y hoy día considerada una heroína local.

Muerte de la Bestia

Tras dos años en los que la Bestia prosiguió con su actividad depredadora, finalmente, el 19 de junio de 1767, Jean Chastel abatió al animal de una vez por todas. Como el lobo de Antoine, era un animal enorme, pero además presentaba deformaciones graves que casaban con el aspecto descrito por los testigos. La leyenda popular asegura que el cazador había fabricado balas de plata y las había bendecido, y era con aquellas balas de mosquete con las que había matado al animal, lo que demostraba que era un ser enviado por el Maligno. La quimérica bestia de Chastel fue enviada a Paris por orden expresa del rey, pero esta vez el cadáver estaba tan descompuesto que ni pudo llegar a la capital ni conservarse nada.

¿Qué era la Bestia?

Muchas teorías circularon en su momento acerca del verdadero origen de la Bestia. Las más conspiranoicas aseguran que el animal no era más que una herramienta para extender el miedo entre los feligreses de la zona, demasiado temerosos de Dios y con una enorme influencia de los jesuitas en una región de tradición hugonote. Rápidamente los clérigos de la zona apuntaron a que la Bestia era un castigo divino por los pecados de las mujerzuelas (hay que recordar que las victimas eran preferentemente mujeres y niños jóvenes, principalmente pastores) y que muchos de los ataques se produjesen cuando las víctimas iban a misa, no podía ser casualidad. Ese tipo de discursos pueden ser la razón de que el rey se tomara aquello como algo personal y decidiera poner fin cuanto antes a toda aquella masacre enviando a quien hiciera falta. Otra de las teorías conspirativas en la misma línea es la que asegura que eran los nobles los que estaban detrás de todo y que la Bestia era una animal exótico entrenado, más o menos lo que se deja entrever en la película del Le pacte des loups (Christophe Gans, 2001), inspirada en los hechos de Gévaudan.

Una de las teorías más aceptadas en la actualidad es que, por su comportamiento y tamaño, lo más probable es que la Bestia en realidad fuese un híbrido, una mezcla entre una raza grande de perro, como un mastín, y un lobo, lo que explicaría porqué prefería atacar antes a las personas que al ganado y porqué no les tenía ningún miedo. Se han barajado otro tipo de mezclas genéticas o que simplemente fuese un animal exótico fugado, como un tigre o un león (lo que casaría más con el tamaño descomunal descrito y su fuerza), o incluso una hiena, puesto que uno de los nobles de la zona tenía una buena colección de ellos. Se ha llegado incluso a insinuar que quienes estaban detrás de la Bestia eran los propios Chastel y que se trataba de un animal (una hiena) criado y amaestrado por ellos al que cubrían con cuero endurecido para evitar las balas.


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Foto del cirujanoJenny HaniverPeter Scott