Astrología

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En la sociedad contemporánea occidental, es fácil comprar una revista de astrología, en un kiosco de periódicos por ejemplo; es mucho más difícil encontrar una de astronomía. Casi todos los periódicos en Norteamérica publican una columna diaria sobre astrología, pero apenas hay alguno que publique un artículo sobre astronomía ni una vez a la semana. En los Estados Unidos hay diez veces más astrólogos que astrónomos.

Carl Sagan platica:

"En las fiestas, a veces cuando me encuentro con un personas que desconocen que soy científico, me preguntan:"
¿Eres géminis?"
(Probabilidad de acertar: una entre doce). O:
¿De qué signo eres?"
Con mucha menos frecuencia me preguntan:
"¿Sabías que el oro se crea en las explosiones de supernovas?"
O:
¿Cuándo crees que el Congreso aprobará el vehículo de exploración de Marte?

En todo el mundo se publican miles de secciones astrológicas, comúnmente conocidos como "horóscopos", estos aparecen indiscriminadamente en periódicos, revistas, folletos y en los últimos años en Internet. Asimismo se editan y publican cientos de libros sobre astrología, en nuestros países es más fácil obtener un libro de "Su destino y el zodiaco" en una librería local, que un tratado de física moderna, de arqueología o historia; es evidente, el mercado astrológico es exitoso. Y de su éxito dependen miles de astrólogos, que día a día "aconsejan" a otras miles de personas sobre su proceder en cuestiones de amor, salud y negocios.

Fundamento falso de la astrología

La astrología sostiene que la constelación en la cual se hallan los planetas al nacer influye profundamente en el futuro de una persona. Hace unos miles de años se desarrolló la idea de que los movimientos de los planetas determinaban el destino de los reyes, de las dinastías y de los imperios. Los astrólogos estudiaban los movimientos de los planetas y se preguntaban qué había ocurrido la última vez en que, por ejemplo, Venus amanecía en la constelación de Aries; quizá ahora volvería a suceder algo semejante. Era una empresa delicada y arriesgada. Los astrólogos llegaron a ser empleados exclusivamente del Estado. En muchos países era un grave delito leer los presagios del cielo si uno no era el astrólogo oficial. Una buena manera de hundir un régimen era predecir su caída. En China, los astrólogos de la corte que realizaban predicciones inexactas eran de inmediato ejecutados.Otros apañaban simplemente los datos para que siempre estuvieran en perfecta conformidad con los acontecimientos, la astrología se desarrolló como una extraña combinación de observaciones, de matemáticas y de datos cuidadosamente registrados, acompañados de pensamientos confusos y de mentiras piadosas.[1]

Refutación

El problema astrológico nace desde su impreciso origen "revelador", es imposible que la posición de un planeta como Venus interfiera en una relación social, dado que estas relaciones entre personas están basadas en aspectos puramente culturales. Un fracaso amoroso, un desastre económico y un desacierto deportivo no es responsabilidad de "La mala influencia de Saturno", sino de instantes sociales muy específicos en los cuales cada persona tiene alta responsabilidad. Es completamente anti antropológico creer que únicamente existen doce tipos de personas en el planeta, un cortador de cocos en Tuvalú, un vendedor de hot dogs en Nueva York y un caficultor de El Salvador poseen diferencias culturales extraordinarias, la cultura es sinónimo de diversidad, cada quien es rico en ella y el hecho de que haya nacido en tal o cual fecha no indica su predisposición a ser de determinada forma. Doce tipos de personas en un mundo de diversidad cultural es simplemente imposible.[2]

De igual manera, los planetas no tienen influencia en una persona al momento de nacer, el "poder" de un planeta pierde su influencia con la Tierra debido a la gran distancia que nos separa, una lámpara que ilumine la sala de partos, tiene mayor influencia (si hubiera), que la gravedad de Urano.

El horóscopo es, en definitiva, una aplicación de la cosmología ptolemaica geocéntrica en pleno siglo XXI. Podemos decir que la astrología todavía, en los tiempos que corren, no se ha adaptado a la cosmología copernicana, ya que son las posiciones geocéntricas y no las heliocéntricas las que influyen sobre los humanos. Por otra parte, el descubrimiento en el siglo XVIII del nuevo planeta Urano (por parte de la astronomía, no de la astrología) planteó un nuevo problema para los astrólogos. ¿Por qué no habían sido capaces de detectarlo? Por otra parte, en los siglos posteriores se descubrieron dos planetas más: Neptuno y Plutón. ¿Quiere esto decir que los horóscopos realizados antes de estos descubrimientos son erróneos? Por otra parte, la órbita de Plutón tiene una inclinación de unos 18o y en parte de su órbita lo podemos encontrar fuera de las constelaciones zodiacales. Finalmente, en los últimos siglos se han descubierto miles de nuevos cuerpos celestes en el sistema solar como asteroides, satélites de otros planetas o cometas. Si el efecto astrológico de los cuerpos celestes no depende de la distancia ni de la masa que tienen, según defienden los astrólogos. ¿Por qué estos objetos no influyen? ¿Por qué no influyen objetos tan enormes como las galaxias externas, los cuásares o los agujeros negros, es decir, el resto de objetos del Universo?

Tras la revolución científica de los siglos XVI y XVII, mientras los astrónomos admitieron los nuevos cambios en la concepción del mundo, los astrólogos no se dieron por enterados y algunos de ellos continuaron haciendo grandes negocios llegando a ser muy célebres entre las sociedades de la época, algo parecido a nuestros adivinos televisivos de hoy en día. La venta de almanaques astrológicos y la astrología horaria (elaboración de horóscopos para hechos particulares que ocurrían en un momento determinado) eran los productos más solicitados. Uno de los astrólogos profesionales más famosos de la época fue el inglés William Lilly, especialmente conocido por su obra Christian Astrology, escrita en 1647. Una de las actividades más provechosas de Lilly fue la investigación astrológica de crímenes. Con el estudio del horóscopo del momento y lugar exacto del crimen, este adivino podía decir si un objeto había sido robado o había “desaparecido espontáneamente”, la edad y el sexo del ladrón, incluso la longitud y quizá la inicial del nombre de pila del ladrón, aunque no el nombre completo (Lilly era consciente del peligro que corría al proporcionar pronósticos cuya veracidad fuesen fácilmente comprobables). Como era de esperar, no se libró de ir a juicio por ejercer unas prácticas adivinatorias tan peligrosas como lucrativas.

La precesión de los equinoccios

El efecto de la precesión de los equinoccios, que logra producir un movimiento en el eje de rotación de la Tierra ha metido en serios aprietos a la Astrología, simplemente por que "los signos" no concuerdan con la realidad, esto debido a que existe un corrimiento del recorrido aparente que hace el Sol en el firmamento, de esa forma una persona que en el supuesto astrológico nació Virgo, realmente es Leo. Por la misma precesión equinoccial ha hecho que entre Sagitario y Escorpión el Sol entre casi por 23 días en la constelación de Ophiucus (el serpentario).

Es interesante que la mayoría de los astrólogos todavía usen la posición de los signos zodiacales tal y como estaban situados hace dos mil años ignorando los efectos evidentes de la precesión de los equinoccios, por lo que los signos del zodiaco no corresponden con la posición de las constelaciones actuales a las que hacían referencia. El punto origen de posiciones sobre la eclíptica, el llamado punto Aries (que define la posición del Sol en el equinoccio de primavera) se ha desplazado atravesando, desde hace unos 2000 años, casi completamente la constelación de Piscis y parece que está a punto de entrar en la de Acuario. Resulta paradójico que la primera mención explícita sobre la existencia de la precesión de los equinoccios en textos astrológicos no aparece hasta 1879 en The Textbook of Astrology de A. J. Pearce, aunque el fenómeno astronómico fue descubierto oficialmente por los griegos en el siglo IV a.C. ¡más de dos mil años antes!

De cualquier forma, algunos astrólogos reconocen que la precesión crea dificultades y existe una minoría que sostiene que los signos deben mantenerse con la posición de las constelaciones originales y la consideran a la hora de construir sus horóscopos. Éstos son los partidarios de la denominada astrología sidérea frente a la tradicional astrología trópica, que es la mayoritaria. Sin embargo, la existencia de dos escuelas genera dificultades y contradicciones insalvables que resultarían inaceptables en cualquier disciplina científica. Por ejemplo, supongamos una persona nacida un 24 de marzo en la actualidad. La mayor parte de los astrólogos (trópicos) nos dirán que esta persona es Aries: tenderá a imponerse a los otros, será un pionero y preferirá actividades de dirección; a la minoría que emplea la astrología sidérea, esa misma persona será un Piscis: tendrá escasas ambiciones mundanas, no aspirará a cargos ni poder, preferirá estar en soledad, soñando, alejado de la competitividad, de la rivalidad y la lucha. Es difícil imaginar una diferencia de caracteres tan acentuada. Pues bien, estas dos deducciones astrológicas se basan en los mismos datos.

Astrología y ocultismo

La era de acuario

Durante el siglo XIX nace una nueva concepción de la astrología que, sin lugar a dudas, es la más popular hoy en día. La astrología pasa a considerarse más como un vehículo de diseminación de ideas religiosas y filosóficas alternativas que como un método de adivinación preciso de los sucesos humanos. Dentro de esta interpretación, el astrólogo, más que una persona que domina una técnica, es una persona investida de ciertos poderes de percepción espiritual superior.

En este decantamiento ocultista tuvieron un papel destacado los teósofos, como Helena Blavatsky o el astrólogo-teósofo Alan Leo, los rosacrucianos y otros movimientos espiritualistas y esotéricos que crearon una nueva astrología diseñada como vehículo para facilitar la evolución espiritual hacia una Nueva Era. En su obra celebérrima Isis sin velo, Blavatsky afirma que para elaborar una astrología efectiva es necesaria una percepción espiritual superior. Sus palabras son claras a este respecto: “La astrología es una ciencia tan infalible como la astronomía, pero es necesario que el intérprete sea igualmente infalible. Ésta es una condición sine qua non de muy difícil realización que ha sido siempre un gran obstáculo para su desarrollo. La astrología es a la astronomía como la psicología a la fisiología. En astrología y psicología uno tiene que ir más allá del mundo visible de la materia y entrar en el dominio del espíritu trascendente. Es la misma antigua lucha entre las escuelas platónicas y aristotélicas, y no es precisamente en nuestro siglo de escepticismo saduceo en que la primera vaya a prevalecer sobre la segunda”.

Posiblemente, uno de los mitos astrológicos más populares en la actualidad es el de la llegada de la Era de Acuario, gracias en parte al famoso musical de los años sesenta Hair. No hay consenso entre los astrólogos sobre la fecha en que comienza dicha Era ni siquiera sobre su carácter. Estas disputas se deben en parte a que no existe un acuerdo sobre cuál fue la posición exacta del punto cero de Aries sobre el cual se comenzó a medir la posición de los signos, allá por el siglo V a.C. A esto hay que añadir que tampoco han existido fronteras exactas y fijas entre las distintas constelaciones zodiacales, que han sido tradicionalmente arbitrarias, hasta su fijación definitiva en una fecha tan tardía como 1928 por la Unión Astronómica Internacional.

Nicholas Campion, destacado historiador de la astrología, ha realizado un estudio comparativo acerca de las distintas determinaciones disponibles sobre la fecha de comienzo de la Era de Acuario recopilando los datos de 95 publicaciones. Las distintas propuestas recogen fechas que van desde 1457 hasta 3500 d.C. Las determinaciones recogidas se pueden clasificar en tres grandes grupos.

1) Las determinaciones basadas en la precesión de los equinoccios colocan el comienzo de la Era principalmente entre los siglos XXIV y XXV. 2) Otros astrólogos y videntes la fijan con relación a los movimientos planetarios. Por ejemplo, la clarividente Jeane Dixon propone que comenzó a partir de la conjunción planetaria del 5 de febrero de 1962, fecha en la que también se produjo el nacimiento del anticristo. 3) Finalmente, otros especuladores dan fechas simbólicas o la hacen coincidir con el año 2000, por simple tradición milenarista o como los fieles de la secta raeliana que sostienen que la Era de Acuario comenzó con el nacimiento de su profeta, Claude Vorilhon: Raël.

Según propone Campion, el mito de la Era de Acuario tiene su origen en el último cuarto del siglo XIX y se trata de una invención de los mismos ocultistas y teósofos, principalmente Alan Leo, que anuncian la llegada de una nueva época de armonía y evolución espiritual.[3]

La astrología en la actualidad

Durante el siglo XX los astrólogos han llevado a cabo algunos intentos, aunque escasos, para intentar adquirir una respetabilidad científica. G. E. Sutcliffe elaboró una teoría según la cual los cuerpos celestes tienen influencia sobre la vida en la Tierra mediante una especie de ondas electromagnéticas, que nadie ha logrado probar. Sin embargo, la mayoría de los astrólogos intenta rehuir esta responsabilidad dando la espalda a la racionalidad (absolutamente necesaria en una disciplina científica) con comentarios de este tipo: “La astrología es una ciencia espiritual y siempre huirá del escrutinio de la ciencia”. Sin embargo, cuántas veces hemos visto a los astrólogos utilizar una computadora para construir la carta natal, algo que proporciona un cierto halo “científico” a su actividad. Es una paradoja muy común en la pseudociencia: utilizar la ciencia cuando conviene y denostarla cuando contradice nuestras expectativas.

En definitiva, los astrólogos han contribuido bien poco a la constitución de una base científica para su actividad. Lo único que podemos concluir después de un análisis histórico y racional es que la astrología moderna, tras el cambiar de paradigma, siguió recibiendo apoyo de ciertos sectores y, lejos de constituir una disciplina científica, ha quedado como pseudociencia.

La Astrología es un buen negocio, y esta completamente divorciada de una cosmogonía antigua, la astronomía de las antiguas culturas no tiene ninguna relación con la moderna astrología, la cual únicamente ha tomado lo que le interesa para presentarse como un conocimiento antiguo, lo único que hace la astrología es ejercer su poder en el dominio de las personas, muchas veces controlando su economía; el cual, sin ninguna duda es su principal cometido.

Véase también

Referencias y ligas externas

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  1. La Astrologia y Carl Sagan
  2. Asociación Salvadoreña de Astronomía
  3. Campion, Nicholas: The Age of Aquarius: a Modern Constellation Myth. En Esteban, C. y Belmonte, J. A. (Eds.): Astronomy and Cultural Diversity. Organismo Autónomo de Museos del Cabildo de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife. 277-282.


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