Antioxidantes
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El mito
Existe la creencia de que la oxidación (técnicamente, la eliminación química de electrones de una molécula de compuestos altamente reactivos, tales como los radicales libres) es el mecanismo principal de envejecimiento. Según esta teoría, la oxidación desenfrenada destruye más y más lípidos, proteínas, fragmentos de ADN y otros componentes clave de las células con la edad, con lo que el buen funcionamiento de tejidos y órganos se ven comprometidos.
Historia
La teoría del envejecimiento por daño oxidativo (o de radicales libres), se remonta a Denham Harman, quien leyó una revista para mujeres, de diciembre de 1945, proporcionada por su esposa. Ella le señaló un artículo acerca de las causas potenciales del envejecimiento. Nueve años más tarde, tras graduarse de la escuela de medicina, aceptó un trabajo como investigador asociado en la Universidad de Berkeley, y comenzó a contemplar la ciencia del envejecimiento más en serio. Una mañana, tuvo una epifanía: el envejecimiento debe ser culpa de los radicales libres.
Aunque los radicales libres nunca antes habían sido relacionados con el envejecimiento, era lógico para Harman que podrían ser los culpables. Por un lado, él sabía que la radiación ionizante de los rayos X y las bombas radioactivas (que pueden ser mortales), inician la producción de radicales libres en el cuerpo. Estudios de ese tiempo sugieren que las dietas ricas en antioxidantes silencian los efectos nocivos de la radiación, lo que sugiere (correctamente, como se vio después) que los radicales eran una causa de esos efectos.
Por otra parte, los radicales libres eran subproductos normales de la respiración y metabolismo y se acumulan en el cuerpo con el tiempo. Harman pensó que debido a que tanto el daño celular como los niveles de radicales libres aumenta con la edad, era probable que fueran los radicales libres los que causaban el daño responsable del envejecimiento y que los antioxidantes probablemente lo desaceleran.
Harman empezó a probar su hipótesis. En uno de sus primeros experimentos, alimentó con antioxidantes a ratones y demostró que vivieron más tiempo. (En concentraciones altas, sin embargo, los antioxidantes tienen efectos perjudiciales.) Otros científicos pronto comenzaron a probar, también. En 1969 investigadores de la Universidad Duke descubrieron la primera enzima antioxidante producida en el interior del cuerpo: la superóxido dismutasa, y especularon que evolucionó para contrarrestar los efectos nocivos de la acumulación de radicales libres. Con estos nuevos datos, la mayoría de los biólogos comenzaron a aceptar la idea.
Ideas
Simon Melov, un bioquímico, cree que los radicales libres pueden ser beneficiosos en algunos contextos y peligroso en otros. Indiscutiblemente se ha demostrado que grandes cantidades de daño oxidativo es causa de cáncer y daño a órganos, y un montón de evidencia indica que el daño oxidativo juega un papel en el desarrollo de algunas enfermedades crónicas, como las enfermedades del corazón. Además, investigadores han demostrado que los ratones viven más tiempo cuando son modificadas por ingeniería genética para producir altos niveles de un antioxidante conocido como catalasa. Decir que algo, como el daño oxidativo, contribuye al envejecimiento en ciertos casos, es "una cosa muy diferente a decir que impulsa la patología", El envejecimiento probablemente no es una entidad con una sola causa y una sola cura.
Asumiendo que los radicales libres se acumulan durante el envejecimiento, pero no necesariamente la causan, ¿qué efectos tienen? Hasta el momento esta cuestión ha dado lugar a más especulación que datos definitivos. En realidad, son parte del mecanismo de defensa. Los radicales libres pueden, en algunos casos, ser producidos en respuesta al daño celular, como una manera de advertir a los propios mecanismos de reparación del cuerpo, por ejemplo. En este escenario, los radicales libres son una consecuencia de los daños relacionados con la edad, no una causa de la misma. En grandes cantidades, se ha demostrado, los radicales libres pueden crear daños también.
Los radicales libres también pueden explicar en parte por qué el ejercicio es beneficioso. Durante años, los investigadores asumieron que el ejercicio era bueno a pesar del hecho de que produce radicales libres, y no a causa de ello. En 2010 los investigadores de la Universidad de California, y la Universidad Pohang de Ciencias de Corea del Sur informó en la revista Current Biology que algunos radicales libres activan un gen llamado HIF-1 que es en sí mismo responsable de la activación de una serie de genes implicados en la reparación celular, entre ellos uno que ayuda a reparar el ADN mutado.
Refutación
Si los radicales libres no siempre son malos, entonces sus antídotos, los antioxidantes, puede que no siempre sean buenos. La gente toma las dosis considerables de antioxidantes diarios, como la vitamina E y el beta-caroteno, en forma de suplementos multivitamínicos. En 2007, la Revista de la Asociación Médica Americana publicó una revisión sistemática de 68 ensayos clínicos, que concluyó que los suplementos antioxidantes no reducen el riesgo de muerte[1].
Cuando los autores limitaron su revisión a ensayos que eran menos propensos a ser afectados por el sesgo (aquellos en los que la asignación de los participantes en la investigación fue claramente al azar y ni los investigadores ni los participantes sabían quién estaba recibiendo qué píldora, por ejemplo) se encontraron con que ciertos antioxidantes se relacionaron con un mayor riesgo de muerte, en algunos casos hasta en un 16 por ciento.
La recomendación
Varias organizaciones de Estados Unidos, incluyendo la Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana de la Diabetes, ahora recomiendan que las personas no deben tomar suplementos de antioxidantes a menos que se hayan prescrito, bajo diagnóstico, por un médico competente para tratar una deficiencia vitamínica.
Nuevos estudios han demostrado que los antioxidantes ingeridos no llegan por completo al torrente circulatorio. En el estómago los antioxidantes permanecen estables hasta que llegan al intestino, donde se desestabilizan y pierden su poder. Los que alcanzan a llegar al torrente circulatorio rápidamente son eliminados vía renal.
La evidencia está comenzando a sugerir que el proceso de envejecimiento es mucho más intrincado y complejo que lo que Harman imaginó hace más de medio siglo.
Hay que hacer notar que existen productos contra la resaca que contienen antioxidantes empleados para reducir los efectos de la "cruda" después de beber.
Referencias y ligas externas
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