Amimefuncionismo

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El término "amimefuncionismo", neologismo compuesto de las palabras 'a', 'mi', 'me', 'funciona', no es una denominación comúnmente utilizada para describir una falacia en particular, sin embargo, el fenómeno es conocido en el campo del pensamiento crítico y la evaluación de tratamientos médicos.

La afirmación "a mí me funcionó" se refiere a una experiencia anecdótica en la que un individuo afirma que una pseudoterapia o charlatanería médica alternativa le ha brindado alivio o curación. Esta afirmación puede llevar a una falacia lógica conocida como "falacia de la evidencia anecdótica" o "falacia del testimonio personal".

La falacia de la evidencia anecdótica se produce cuando alguien utiliza su propia experiencia personal o la experiencia de otras personas como evidencia concluyente para respaldar la eficacia de un tratamiento, sin considerar la posibilidad de otros factores que podrían explicar la mejoría o el alivio percibidos. Una posibilidad de un alivio temporal o permanente puede deberse, por ejemplo, a otro fenómeno muy conocido en las ciencias biomédicas: el efecto placebo. También se debe considerar que el alivio o la cura se deba a lo que se denomina regresión a la media.

Por esta razón, este fenómeno se relaciona íntimamente con la falacia lógica "post hoc ergo propter hoc", que significa "después de esto, por lo tanto, a causa de esto". Esta falacia ocurre cuando se asume que, solo porque un evento ocurrió después de otro, el primero fue la causa del segundo.

En el contexto mencionado, si una persona recurre a una pseudoterapia y posteriormente experimenta una mejoría o alivio de sus síntomas, puede caer en la falacia post hoc al atribuir automáticamente la mejoría a la pseudoterapia, simplemente porque ocurrió después de utilizarla.

Es importante destacar que las experiencias personales pueden estar sujetas a sesgos y no son evidencia científica sólida. Cuando alguien afirma que «la homeopatía funciona», no se debe aceptar ese tipo de argumentación por las razones ya descritas: es posible que la persona confunda el efecto placebo con uno real, o un hallazgo casual con uno auténtico. Incluso aunque contáramos con un caso genuino, inequívoco y asombroso de una persona que hubiera mejorado de un cáncer terminal, seguiríamos teniendo que ir con mucho cuidado a la hora de aplicar la experiencia de una sola persona.

Para evaluar la eficacia de un tratamiento, es necesario recurrir a estudios científicos rigurosos y bien diseñados que utilicen métodos objetivos, controlados y replicables. Estos estudios permiten una evaluación más precisa de los beneficios y riesgos de una intervención médica. La correlación temporal entre dos eventos no implica necesariamente una relación causal. Pueden existir otros factores o coincidencias que expliquen la mejoría experimentada, y no necesariamente la pseudoterapia en sí.

Para evaluar la eficacia de un tratamiento, es necesario contar con evidencia científica sólida basada en estudios controlados y bien diseñados que puedan establecer una relación causal entre la intervención y los resultados. Las experiencias personales, aunque pueden ser válidas para la persona que las experimenta, no constituyen evidencia concluyente ni confiable para respaldar la eficacia de un tratamiento.


P Falacias especiales
Ejemplos de falacias especiales   AmimefuncionismoApelación a la intuiciónApuesta de PascalArgumentum ad youtubiumContextomíaEnvenenar el pozoExperiencia personalEvidencia anecdóticaFalacia de HoyleFalacia de la crema de cacahuateFalacia de la Primera CausaFalacia de la reificaciónFalacia de la validación subjetivaFalacia del fósilFalacia del Plan DivinoFalacia del plátanoFalacia del propósito del UniversoFalacia naturalistaHipótesis irrefutableRazonamiento circularRazonamiento selectivo