Albert Abrams
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Albert Abrams | |
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Información Biográfica | |
País |
![]() Estados Unidos
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Lugar |
San Francisco, California |
F. de Nacimiento |
8 de diciembre de 1863 |
Fallecimiento |
13 de enero de 1924 |
Información Personal | |
Ocupación |
Charlatán |
Durante la Edad de Oro de la charlatanería, cuando proliferaron los vendedores de aceite de serpiente y otros grandes merolicos ambulantes, un tipo tenía que ser bastante especial. Abrams, profesor de la Universidad de Stanford, desarrolló dos dispositivos inverosímiles que no eran más que un revoltijo de cables y otros componentes inútiles descritos por el físico Robert Millikan como del tipo 'que un niño de diez años construiría para engañar a otro niño de ocho años'. . ” Huelga decir que como sus contrapartes del siglo XXI, Abrams hizo una fortuna con ellos.
Antecedentes
Abrams fue un consumado curandero y charlatán, Abrams fue un médico graduado por la Universidad de Heidelberg (en noviembre de 1882) que fue también profesor de patología en la Universidad de Stanford, posición que mantuvo durante 5 años. Entonces desarrolló el método de diagnóstico que bautizó como “espondiloterapia”, que consistía en golpear las vértebras con un martillo. Esto lo distanció de sus colegas de Stanford, y quizás también de algunos de sus pacientes.
En un momento en que la tecnología de radio todavía estaba en pañales, la gente creía que tenía posibilidades casi infinitas. Esto sirvió bien a Abrams. 'El espíritu de la época es la radio', declaró, 'y podemos usar la radio en el diagnóstico'. Se le ocurrió una teoría absurda de la enfermedad que llamó 'Reacciones Electrónicas de Abrams' (REA), y la publicó en 1917.
Abrams abandonó Stanford y empezó a enseñar espondiloterapia a otros médicos por una tarifa de 200 dólares.
Reacciones Electrónicas de Abrams
Según Abrams, el cuerpo humano poseía una tasa característica de vibración electrónica tanto en la salud como en la enfermedad. Después elaboró la idea de diagnosticar enfermedades por medio de una caja hermética, con una apariencia científica y de color negro, que llamó Dinamizador (Dynamizer). El sorprendente dinamizador supuestamente medía las tasas vibratorias alteradas, afirmó, y podía determinar qué tipo de enfermedad afectaba a un individuo, así como su gravedad y ubicación en el cuerpo. Todo lo que necesitaba era una gota de sangre o un poco de carne de la persona enferma. Además, afirmaba Abrams, funcionaba a cualquier distancia y, lo más ridículo, podía incluso determinar la afiliación religiosa del paciente. Incluso una muestra de escritura a mano o una fotografía era suficiente porque la frecuencia vibratoria siempre es la misma.
Muchas personas, incluyendo algunos doctores, le creyeron. La muestra se introducía en el dinamizador, que estaba conectado a la frente de un sujeto sano, y voilà, un diagnóstico preciso. Se suponía que el sistema era tan avanzado que también podría determinar el sexo de un sujeto, o incluso su religión. Una vez que se lograba el diagnóstico, la otra máquina de Abrams, el osciloclasto, garantizaba una cura completa. Esto se lograba simplemente ajustando el osciloclasto a la frecuencia de la enfermedad y la destruía, de la misma forma en que las vibraciones sonoras rompen una copa de vino. Pronto Abrams estuvo enviando curas a sus pacientes mediante ondas de radio a través del osciloclasto.
Otras variedades de estas cajas eran el Biodynamometer y el Reflexophone. La verdad es que sus pacientes se tomaron todo esto muy en serio pagando espléndidamente por sus servicios.
Las distintas cajas de Abrams estaban disponibles en alquiler para futuros curanderos espontáneos, pero se sellaban a conciencia. El acuerdo era que el arrendatario no podía examinar el interior del dispositivo. Cuando unos pocos escépticos abrieron las cajas, simplemente encontraron cables, unas pocas resistencias, un pequeño motor que solo hacía un ruido amortiguado, y nada que de alguna manera pudiera realizar un diagnóstico o enviar e incluso producir ondas de radio.
Los investigadores incluso enviaron a Abrams gotas de tinta roja, siendo aún el dispositivo capaz de encontrar enfermedades humanas en las muestras. Una gotita de sangre de pollo conllevaba un diagnóstico de cáncer, malaria, diabetes y dos enfermedades venéreas distintas. Parecía que el pollo había tenido una vida inusual en una existencia de apenas un año.
La Asociación Médica Estadounidense le dio la distinción de 'el decano de los charlatanes del siglo XX' al Dr. Albert Abrams en 1924, basada en su trabajo en los diagnósticos y tratamientos falsos. Murió muy rico en 1924 con un patrimonio de millones de dólares.