AZT y SIDA (Mitos)
Anticiencia |
Peligrosa |
Mito
Desde que la AZT causa SIDA, hasta que la AZT mata más personas que las que beneficia, ha habido muchos mitos creados por negacionistas en torno a este fármaco.
Refutación
La realidad es que los mitos alrededor de la AZT han causado más daños a las personas con VIH, que los que hubiera causado si los mitos fueran ciertos.
La zidovudina (azidotimidina o AZT), fue el primer fármaco análogo de la timidina con capacidad antirretroviral aprobado en 1987 como un medicamento indicado para personas infectadas con el VIH por su efecto retardador a corto plazo[1] de la extensión de la infección. No representa una cura y no garantiza la disminución de la cantidad de enfermedades relacionadas con la infección por VIHy no evita el contagio del VIH a otras personas. Es comercializado bajo el nombre de Retrovir y es un ingrediente en el Combivir, Epzicom y Trizivir. En un principio, la AZT fue originalmente ideada para tratar el cáncer.
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- Mito 1: La AZT causa SIDA.
La AZT y otros antiretrovirales ayudan a las personas con SIDA a vivir más tiempo. En el primer estudio de AZT en personas con síntomas de SIDA, conocido BW 002, 19 de los 137 pacientes que tomaban placebo murieron y solo 1 de 145 pacientes que tomaban AZT murió. Los pacientes que tomaban AZT tuvieron mejores resultados en un rango de puntajes que incluía calidad de vida (ref). En otro estudio aleatorizado y controlado con placebo conocido como ACTG 016, la eficacia del AZT para reducir el progreso de la enfermedad en personas sintomáticas con conteos de CD4 entre 200 y 500 fue demostrada nuevamente. No se encontraron beneficios para personas con recuentos de CD4 por encima de 500. CD4 o cúmulo de diferenciación 4, es una molécula que se expresa en la superficie de algunas células T y en las células dendríticas. Es una glucoproteína que contiene cuatro dominios (D1, D2, D3, D4) de tipo inmunoglobulinas. Participa en la adhesión de las células T a las células diana.
Además, numerosos estudios observacionales del AZT utilizado en la práctica clínica han demostrado su eficacia. El cuadro debajo muestra como el tratamiento con TARGA ha mejorado la probabilidad de supervivencia para personas con VIH.[2]
- Mito 2: Aunque los antirretrovirales funcionan ahora, cuando se uso el AZT como monoterapia a fines de los 80’ y principios de los 90’ mató a más personas de las que ayudó.
Numerosos estudios han proporcionado evidencias de que la AZT usado como monoterapia a principio de los 80’ y fines de los 90’ prolongó vidas.
Este es un mito que no ha sido perpetuado solo por los negacionistas del SIDA. Sin embargo, no es respaldado por la evidencia y su perpetuación hace concesiones innecesarias a los negacionistas. A finales de los 80’ la monoterapia con AZT tuvo beneficios limitados y fue prescrita en dosis que ahora se sabe que son demasiado altas y se asocian con más efectos secundarios. Sin embargo, una serie de estudios demostraron inequívocamente que la mayoría de los pacientes que tomaron AZT se beneficiaron. Es verdad que muchas personas empezaron la monoterapia con AZT demasiado temprano y desarrollaron resistencia. Si hubieran retrasado el tratamiento antirretroviral hasta 1997 hubieran tenido más opciones de tratamiento, pero esto es una asunto diferente que no tiene relación con la cuestión de que si las personas con VIH que tomaron AZT como monoterapia a finales de los 80’ y principios de los años 90 le fue mejor o peor en ese momento que a personas en la misma etapa clínica de infección por VIH que no tomaron nada.
Estudios sin controles han encontrado un incremento en la supervivencia y/o reducción en la frecuencia de infecciones oportunistas en pacientes con enfermedad por VIH y SIDA que fueron tratados con AZT y otros antirretrovirales.[3]
- Mito 3: El estudio Concorde mostró que el AZT causa SIDA, o al menos que los riesgos del AZT superan sus beneficios.
La realidad es que los negacionistas del SIDA hacen referencia al estudio Concorde como evidencia para su creencia de que los riesgos del AZT superan sus beneficios. Pero el estudio Concorde no mostró esto. Este malentendido del estudio Concorde es un mito popular entre los negacionistas del SIDA. Hoy en día, el tratamiento con AZT no se da solo a personas con VIH/SIDA. Tres (o a veces cuatro) drogas son usadas, y el AZT es a menudo un componente del cóctel debido a su eficacia. Pero a fines de los 80s la monoterapia con AZT era la única medicación disponible. El AZT solo no era una muy buena droga, y se daba en dosis altas (mucho más altas que hoy en día) que dieron como resultado numerosos efectos adversos. Sin embargo, los estudios clínicos demostraron inequívocamente que era mucho mejor que el placebo frente a síntomas de SIDA y recuentos del CD4 menores de 500. En el primer estudio de AZT en personas con síntomas de SIDA, conocido BW 002, 19 de los 137 pacientes que tomaban placebo murieron y solo 1 de 145 pacientes que tomaban AZT murió. Los pacientes que tomaban AZT tuvieron mejores resultados en un rango de puntajes que incluían calidad de vida.
En otro ensayo controlado aleatorio con placebo conocido como ACTG 016, la eficacia del AZT para reducir la progresión de la enfermedad en personas sintomáticas con recuentos de CD4 entre 200 y 500 fue demostrada nuevamente. No se encontraron beneficios para personas con recuentos de CD4 por encima de 500.
El estudio Concorde fue el mayor estudio de monoterapia con AZT y durante el más largo período de tiempo. Sus resultados muestran, de hecho, que el AZT no puede ser la causa del SIDA. El estudio Concorde solo examinó a personas con VIH sin síntomas de SIDA. Comparó dos estrategias: aproximadamente la mitad de los participantes tomaron AZT inmediatamente y la otra mitad tomaron el placebo hasta que desarrollaron SIDA. Una vez que los pacientes desarrollaron SIDA, fueron retirados del estudio ciego y se les dio AZT. Los participantes que tomaron AZT inmediatamente tuvieron una progresión más lenta de la enfermedad durante el primer año, pero esto se disipó con el tiempo resultando en una diferencia estadísticamente no significativa en la progresión del SIDA.
Dado que un gran numero de participantes, aproximadamente el mismo en ambos lados, progresaron al SIDA, el estudio demostró que el AZT no era más dañino que el placebo y que, por lo tanto, no puede ser la causa del SIDA (incidentalmente este no era el propósito del estudio, pero esto se desprende de sus resultados).
Los negacionistas malinterpretan lo siguiente sobre el estudio Concorde: en un seguimiento a largo plazo de los pacientes del Concorde, aquellos que retrasaron el tratamiento con AZT hasta que tuvieron SIDA tuvieron menos probabilidades de morir (ligeramente, pero estadísticamente significativo) que aquellos que lo tomaron inmediatamente. Pero, y esto es lo crítico, en este punto los investigadores ya no estaban comparando placebo contra AZT.
Como explicó Brian Gazzard, uno de los científicos involucrados en el estudio Concorde, en una declaración jurada refutando un caso judicial (que luego fue desestimado) iniciado por un negacionista del SIDA, el estudio Concorde no era sobre testear si el AZT era mejor que el placebo, esto ya se sabía. Solo trataba de determinar si el AZT debería ser tomado antes de que uno desarrolle síntomas del SIDA. Concluyó que no debería.
Si los del grupo que tomaban placebo hubieran seguido tomando placebo y no hubieran tomado AZT cuando desarrollaron SIDA, entonces hubiera sido posible una comparación (y podemos concluir por los estudios descritos anteriormente que a esos hipotéticos pacientes les habría ido muy mal).
Pero esto no es lo que sucedió: los pacientes que tomaban placebo, en efecto, empezaron el tratamiento con AZT cuando desarrollaron SIDA porque el AZT había demostrado anteriormente ser beneficioso para personas con SIDA. Si los pacientes que tomaron AZT hubieran progresado inmediatamente hacia el SIDA más rápido que el grupo placebo, entonces uno podría concluir que el AZT en pacientes sin síntomas de SIDA es peligroso. Pero el estudio simplemente no mostró esto. Lea la declaración jurada de Brian Gazzard para una explicación más detallada.
Ahora sabemos por qué tomar AZT como una monoterapia antes de desarrollar síntomas del SIDA fue una estrategia ineficaz. Los pacientes que toman un solo antirretroviral desarrollan una cepa de VIH resistente a la droga en un corto tiempo (unos pocos meses en promedio). Consecuentemente, la droga deja de destruir al VIH y entonces, los pacientes, experimentan los efectos adversos sin los beneficios. Luego, cuando eventualmente desarrollan el SIDA, la droga ya no tiene un efecto útil.
Con los estándares actuales de terapia con tres drogas, la resistencia toma, en promedio, varios años para desarrollarse. Cuando esto sucede, los pacientes deben cambiar a un nuevo cóctel antirretroviral. El consenso médico actual es que el tratamiento debería ser diferido hasta que el recuento de CD4 sea menor de 350 o ante una enfermedad definitoria del SIDA.[4]
- Mito 4: El AZT no se trifosforila y por lo tanto no puede funcionar.
Se ha demostrado en estudios clínicos que el AZT funciona. Hay evidencia de que el AZT sí se trifosforila. Este es un oscuro mito perpetuado por el grupo Perth de negacionistas del SIDA. La trifosforilación es un proceso químico que debe llevarse a cabo para que el AZT funcione.
Ha sido probado en estudios clínicos que el AZT funciona así como también en estudios de cohortes en escenarios del mundo real. Por lo tanto, que el mecanismo de como funciona sea o no sea comprendido en su totalidad es secundario. Sin embargo, hay evidencias, tanto de experimentos en laboratorios como en humanos, de que el AZT puede, de hecho, trifosforilarse. La trisfoforilación es un proceso químico que experimenta para poder detener la reproducción del VIH.
Una explicación detallada de la evidencia de que el AZT se trifosforila está contenida en la declaración jurada de David Back en un caso judicial sudafricano (caso: 1894/2001). Aquí hay una explicación muy simple basada en la declaración de Back:
El VIH se reproduce mediante su introducción en la células T CD4+ y luego utiliza la maquinaria reproductiva de la célula para reproducirse a si mismo. Cuando el VIH entra a la célula CD4, debe convertir su ARN en ADN. Una enzima llamada transcriptasa inversa es clave en este proceso. El AZT funciona interfiriendo con la cadena de ADN producida por la transcriptasa inversa y parando el crecimiento de la cadena. Una vez que esto sucede, el virus es incapaz de continuar su proceso reproductivo. El AZT debe ser convertido a lo que es conocido como su forma trifosforilada dentro de las células para poder funcionar. Esta forma trifosforilada es conocida como AZTTP. La enzima transcriptasa reversa del virus inserta AZTTP en la cadena de ADN viral creciente producida a partir el ARN del virus. Una vez que esto sucede el ADN viral no puede crecer más y el proceso de reproducción viral se detiene. Además de los experimentos de laboratorio que han demostrado que el AZT funciona, estudios como el CHARM han detectado AZT trifosforilado en el cuerpo humano.
Véase también
Referencias y ligas externas
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