Los ataúdes movientes de Barbados
Según la leyenda, en Barbados existe una cripta donde los ataúdes se mueven solos y este fenómeno ha sido bautizado como "los ataúdes movientes de Barbados".
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Antecedentes
Muchos han categorizado el fenómeno de los ataúdes movientes de Barbados como poltergeist, fantasmal, y todavía siguen los debates en internet sobre lo que lo causó. Varios videos en diversas plataformas solo hablan del caso sin aportar ningún tipo de solución y dedicándose únicamente a detallar los eventos.
El suceso ocurrió en la Isla de Barbados, en la India Oriental. Cerca de 11.2 kilómetros de Bridgetwon, la capital, se halla el cementerio de la Iglesia de Cristo (Christ Church). En ese camposanto hay una cripta construida parte sobre la superficie, y parte debajo. Hoy día la cripta está vacía y así se ha mantenido durante mucho tiempo.
En la actualidad no se sabe quién construyó la cripta. Los investigadores creen que la cripta fue construida alrededor de 1724 para un hombre que nunca la usó, llamado James Elliott. Era una habitación de piedra con techo arqueado, 3.7 metros de profundidad y 2 metros de ancho, construida justo debajo del nivel del suelo, y a la que se accede por una escalera. Eso se puede ver en fotografías del lugar. El historial de los entierros se encuentran en el registro original que llegó a sobrevivir. Los registros de la iglesia se refieren a ella como la Cripta Chase, y la mayoría de las personas sepultadas ahí, pertenecían a la familia Chase, aunque también hubo otros.
El primer ataúd que fue depositado en la cripta contenía los restos de la señora Thomasin Goddard. Su ataúd estaba fabricado con madera y fue colocado en la cámara subterránea en julio de 1807. En 1808 fue depositado en la cripta el ataúd de Mary Ann Chase, quien contaba dos años cuando falleció. Posteriormente, el cuerpo de la hermana mayor de Mary Ann, Dorcas Chase, terminó en la cripta el día 6 de julio de 1812.
En la isla se corría el rumor de que Dorcas se había dejado morir de hambre por la desesperación de tener un padre cruel y tiránico, y es que el honorable Coronel Thomas Chase tenía la fama de ser el hombre más odiado de la isla. Pocas semanas, el 9 de agosto de 1812, toco su turno de ocupar su lugar en la cripta.
Fue cuando la cámara se abrió, que los asistentes al funeral se toparon con la sorpresa de que ninguno de los ataúdes que ya estaban adentro se encontraba en su sitio original. El ataúd de la niña Chase ahora se hallaba en la pared opuesta.
La primera reacción de los asistentes fue de enojo, pues supusieron que los ataúdes habían sido movidos por profanadores de tumbas. Pero cuando se tranquilizaron se dieron cuenta de que el o los culpables no podían ser ladrones ordinarios. En la cripta no había nada que hurtar, y lo más importante, sólo había una entrada y estaba cubierta por una pesada placa de mármol. Tras cada sepelio la placa se pegaba con cemento en su sitio, y para abrir de nuevo la cripta había que retirar el cemento con martillo y cincel. Antes de abrir la cripta, la placa de mármol estaba en su lugar y el cemento estaba duro como la roca. Desde luego, la cripta bien pudo haber sido abierta y después cerrada y sellada de nuevo pero, ¿para qué alguien se tomaría tantas molestias?
Al final, nadie pudo deducir lo que había sucedido, pero la mayoría de los asistentes pensaron que de una u otra forma los sepultureros eran los responsables, aunque nadie sabía bien cómo o por qué. Los ataúdes fueron colocados de nuevo en su lugar correspondiente y el pesado ataúd de plomo del señor Chase fue puesto adentro con gran dificultad. La cripta se selló de nuevo. Durante algún tiempo las personas de la isla comentaban el suceso como algo verdaderamente extraño sin darle mayor importancia.
El 25 de septiembre de 1816, pasados cuatro años, se abrió nuevamente la cripta para recibir el ataúd de Charles Brewster Ames, de once años. Y una vez más, los presentes descubrieron que los ataúdes estaban desacomodados.
Ahora el misterio era mayor. De los primeros tres ataúdes, uno era de madera y los otros dos eran relativamente pequeños. Pero el ataúd del señor Chase pesaba cerca de 120 kilos y, según se cuenta, se necesitaron ocho hombres para transportarlo adentro de la cripta. Esto dio la idea a los asistentes de que no podía tratarse de un solo vándalo, sino por un pequeño grupo. Lo extraño radicaba en el hecho de que uno se tomaría demasiadas dificultades para tratar de robar algo del interior de la cripta, además de enfrentarse a un castigo severo si era descubierto profanando una tumba.
El siguiente sepelio ocurrió cincuenta y dos días después. Esta vez el fallecido era Samuel Brewster, padre de Charles, el niño sepultado antes. Cuyos restos estaban en otra parte y fueron cambiados el 17 de noviembre de 1816 de la parroquia de San Felipe a la Cripta Chase. La procesión fúnebre ahora era mayor dada la cantidad de curiosos que deseaban saber si los ataúdes estaban en el lugar donde se les dejó la última vez o habían sido movidos de nuevo. Se examinó cuidadosamente la placa y, al parecer, estaba intacta. Pero cuando la cripta se abrió, las sospechas se confirmaron. El ataúd de la señora Goddard, el único de madera, estaba muy dañado y tuvo que ser amarrado con alambre para que no terminara hecha pedazos. Los otros cuatro ataúdes, de plomo, estaban diseminados por el lugar.
El rector de la Iglesia de Cristo, el reverendo Thomas Oderson, y otras personas prominentes investigaron la cripta pero no encontraron ninguna pista de por qué o cómo los ataúdes eran movidos. Tuvieron que conformarse con acomodar los ataúdes y volver a sellar la cripta.
Ya para entonces los ataúdes movientes era el tema de conversación y especulación entre los habitantes de la isla, y esperaban con ansia el próximo muerto que ocuparía su lugar en la cripta. Todos tuvieron que esperar hasta el 17 de julio de 1819 para ver abierta de nueva cuenta la cripta. En esta ocasión fue difícil romper el cemento alrededor de la placa de mármol, pero cuando la cripta se abrió se constató que los ataúdes estaban movidos. Como detalle curioso, sólo el frágil ataúd de la señora Goddard se hallaba en el lugar donde había sido colocado antes.
Lord Combermere, el gobernador de la isla, ordenó una investigación exhaustiva. Todo el espacio interior de la cripta fue revisado. Los ataúdes sellados fueron examinados, pero no se encontró ninguna pista útil.
Una vez más, los ataúdes fueron reacomodados, con una diferencia: los ataúdes más grandes sobre el piso, y los más pequeños encima de ellos. El ataúd de madera quedó donde estaba. Como seguridad, el gobernador mandó colocar arena en el suelo para que se marcaran las huellas de los perpetradores. Después se cerró la cripta y los sellos personales del gobernador y de otras dos personas fueron impresos en el cemento fresco con el que se sellaba el mármol. Quienquiera que quisiera mover los ataúdes otra vez, tendría que violar los sellos.
Los habitantes tendrían que esperar al siguiente funeral para ver si algo había cambiado en el interior de la cripta. Sin embargo, el 18 de abril de 1820, el gobernador decidió que no podía esperar más y acompañado por algunos curiosos se dirigió a la cripta para salir de dudas. En un primer examen confirmó que los sellos no habían sido alterados, pero cuando entraron al lugar los ataúdes, excepto el de madera, estaban en un desorden mayor. Incluso algunos estaban volteados al revés. Al revisar la arena vieron con incredulidad que no había huella alguna.
A estas alturas, el preocupado y exasperado gobernador ordenó que los ataúdes fueran sacados de la cripta y sepultados en otro lugar. Desde ese entonces, la Cripta Chase ha permanecida abierta y sin usar hasta el día de hoy.
Refutación
Barbados era una colonia británica y su economía se basaba principalmente en el tabaco y el algodón a expensas de los esclavos negros importados. La iglesia existente que mira hacia la Cripta de Chase es la cuarta construida en el sitio actual, y la quinta en general. La Iglesia de Cristo fue construida en 1629, cerca de la costa, pero fue destruida por las aguas altas 40 años después. No fue reemplazada hasta 1780, más tierra adentro y en un terreno más alto, junto a un antiguo cementerio. La Cripta de Chase ya estaba allí, aunque aún no se había utilizado, cuando se construyó esta primera iglesia. Desde entonces, la iglesia ha sido reconstruida tres veces después de varios huracanes e incendios.
La historia, tal y como se cuenta y que se puede leer en libros y páginas web que tratan sobre lo paranormal, parece bastante sólida. La bóveda está allí, y los registros de defunción están archivados. Lo único que falta es evidencia firme de que alguien haya sido colocado en la cripta alguna vez.
Entonces, ¿de dónde viene la historia? Hubo un párrafo o dos que describen los mismos eventos en el libro de 1833 del Capitán James Alexander Transatlantic Sketches, pero no proporcionó ninguna fuente. No fue sino hasta 1907 que un investigador muy minucioso llamado Andrew Lang dio una charla que se publicó en Folk-Lore: A Quarterly Review on Myth, Tradition, Institution & Custom.
Lang y sus corresponsales descubrieron no solo el libro de Alexander, sino también recuentos de la fecha, como los registros funerarios de la Iglesia de Cristo que confirmaron las muertes, pero también relatos sobre los ataúdes movientes, como el que se dice que fue dado por el mismo Gobernador Lord Combermere en sus Memorias y Cartas de 1868. Desafortunadamente, no parece haber copias de este libro que hayan sobrevivido, ni siquirea Lang pudo encontrarlo.
Lang también descubrió varios relatos de segunda mano de la historia, que se remontaban a un hombre identificado como el rector de la Iglesia Parroquial de la Iglesia de Cristo, y cuyo nombre fue mencionado varias veces como Thomas Orderson o Thomas Harrison.
El libro de 1848 de Sir Robert H. Schomburgk The History of Barbados ofrece una versión ligeramente diferente de la historia. Él dice que Lord Combermere solo escuchó acerca de los ataúdes perturbados y que fue la familia la que decidió esparcir la arena en el piso, y que Lord Combermere se presentó en la iglesia en 1820 y ordenó que la cripta se abriera para verla por el mismo. Él y su grupo descubrieron los ataúdes dispersados, el más grande de los cuales estaba bloqueando la puerta. Lamentablemente, Schomburgk no proporcionó una fuente.
Los investigadores modernos también han hallado fisuras en el cuento, sobre todo Joe Nickell, investigador a tiempo completo del Comité para la Investigación Escéptica. Nickell suele decir: antes de tratar de explicar un evento inusual, primero asegúrese de que el evento inusual haya ocurrido realmente. Nadie debe convencerse solo por la evidencia documental. Nickell no discutió las muertes y sus fechas, solo la historia completa de la cripta.
Varios investigadores también han sugerido explicaciones naturales, como terremotos. Esto ha sido casi universalmente rechazado, ya que Barbados no es un sitio muy activo sísmicamente, y no se registraron terremotos especiales allí durante 1812 a 1820.
La otra explicación natural que se ha sugerido repetidamente es el agua. Si el agua entraba en la cripta, podría haber hecho flotar los ataúdes virtualmente en cualquier posición. Esto plantea una serie de preguntas. 'Pueden flotar los ataúdes? ¿Pudo haber entrado agua en la cripta y después haber drenado sin que nadie se diera cuenta? ¿De dónde podría haber entrado el agua?[1]
Podemos estimar la flotabilidad de los ataúdes forrados con plomo. Habrían flotado solo si su peso era menor que el volumen equivalente de agua. No tenemos las dimensiones de ninguno de los ataúdes, pero se puede especular. Un ataúd tiene seis lados y son compactos, por lo tanto, poseen menos volumen, y tienen menos probabilidades de flotar que una caja de muerto. La forma de un ataúd por lo general se asemeja a la forma de un cuerpo y tiene seis u ocho lados. Es más ancho en la parte para los hombros y disminuye gradualmente en ancho hacia el extremo opuesto donde se colocan los pies; esto a diferencia de una caja de muerto, que solo es una caja rectangular. Existen ataúdes de diversas dimensiones, por lo que no hay un tamaño estándar, y los volúmenes pueden oscilar entre los 400 y 900 litros en volumen. Eso significa que desplazarían de 400 a 900 kilogramos/litro de agua.
Algunas de las pautas mortuorias actuales sugieren que el ataúd promedio pesa alrededor de 150 kilogramos, alrededor de 25 kilogramos por cada uno de los seis portadores del féretro. Se dice que el ataúd de Thomas Chase requirió que ocho hombres para moverlo, y si suponemos que estaban esforzándose dos veces más que el portador promedio de un féretro, estaban levantando solo 400 kilogramos entre todos. Entonces, aunque estas cifras son estimaciones, el ataúd de Thomas es más que probable que flotara sin problemas.
La Cripta Chase se encuentra a una altura de unos 33 metros sobre la roca caliza del arrecife de coral del Pleistoceno que es altamente porosa y tiene una tasa de filtración rápida. Esto significa que si la bóveda fuera inundada con agua de alguna manera, se drenaría fácilmente a través del suelo.
Incluso Sir Schomburgk, un topógrafo y geógrafo de oficio, notó esta característica en su libro de 1848. Barbados recibe mucha lluvia; llueve la mitad de los días del año y tiene un promedio de alrededor de 100 mm por mes. Brian Dunning, de la página web Skeptoid, no encontró ningún estudio que analizara la cuestión de si la Cripta Chase recolecta mucha agua de lluvia, pero en su opinión, esta es una gran posibilidad. Hay más que suficiente agua allí; existe capacidad de drenaje más que suficiente en la bóveda; y más que suficiente flotabilidad para los ataúdes.
Sin embargo, es más probable que la propuesta de Nickell esté más cerca de la marca. El informe de Lang de 1907 no trataba tanto sobre los ataúdes de Barbados, sino sobre el hecho de que otra historia, prácticamente idéntica y menos conocida, proviene de la isla de Saaremaa (u Ösel), frente a Estonia.[2]
Los eventos se alinean casi a la perfección con los de Barbados, excepto que comienzan en 1844, no en 1812. Los principales elementos de la historia son todos coincidentes. Los oficiales colocaron sus sellos en las puertas y se esparció por el piso ceniza de madera (en lugar de arena) para capturar las huellas.
Conclusión
Entonces, ¿debemos concluir que hubo un elemento de poltergeist operando en la Cripta Chase? Desafortunadamente no existe evidencia comprobable de que haya habido algún ataúd en la bóveda, o que alguna vez los féretros hayan sido encontrados desordenados con cada vez que se abría la cripta. No se encontraron fuentes originales, solo afirmaciones sin evidencia de que el rector dijo esto, o que el gobernador dijo aquello en sus memorias.[3]
Pero incluso si se acepta que la historia sucedió exactamente como se narra en el folclore, entonces el abundante suministro de lluvia que inunda las aguas subterráneas de Barbados ofrece una explicación perfectamente racional. Y es por esta circunstancia, cuando hay explicaciones racionales, que este tipo de fenómenos no pueden considerarse forteanos.
Referencias y ligas externas
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