Falacia de lo clínicamente comprobado
En muchos anuncios publicitarios, tanto en televisión como en revistas y periódicos, en etiquetas de productos de supermercado como champúes, vitaminas e incluso en crema hidratante, aparece la leyenda clínicamente comprobado o una derivación de la misma. Sin embargo, ¿qué significa realmente esa frase?
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Cualquier persona podría pensar que se ha demostrado de manera concluyente que un producto de belleza, de higiene o de salud funcionó en múltiples pruebas con seres humanos. Presumiblemente, un grupo de personas obtuvo el producto y un grupo similar de personas, llamados en la jerga científica grupo de control, no. Y las personas que recibieron la loción, los suplementos o lo que sea, tuvieron algún tipo de mejora medible.
Ahora bien, eso suena completamente razonable, pero eso es exactamente lo que los anunciantes quieren que uno piense cuando lee las palabras 'clínicamente comprobado'. Pero la mayoría de las veces eso no es lo que significa en absoluto.
Refutación
'Clínicamente comprobado' es realmente un eslogan, sin ningún significado específico, y muchas veces fraudulento ya que de las cosas que afirman estar clínicamente comprobadas en realidad no se han puesto a prueba en ningún tipo de ensayo clínico. En otros casos, se han realizado estudios, pero no se han hecho correctamente, lo que plantea preguntas sobre la validez de los resultados. Y a veces los resultados simplemente no respaldan las afirmaciones del producto. Las compañías pondrán la frase 'clínicamente comprobado' en la caja o en una valla publicitaria para tratar de vendérselas de todos modos. Se supone que no deberían hacerlo, pero lo hacen de todos modos. En el caso de Prevagen, su afirmación de que está clínicamente comprobado que mejora la memoria, se basa en un solo estudio donde la compañía fabricante del producto solo eligió las partes que le convenían y desechó lo demás.
En ocasiones, lo de "clínicamente comprobado" solo significa que el fabricante simplemente probó el producto en busca de que fuera seguro para animales y humanos. No significa que hayan hecho estudios para ver su efectividad en el corto y largo plazo.
En los Estados Unidos, hay dos agencias gubernamentales que intentan detener este tipo de cosas: la Administración de Drogas y Alimentos, o FDA, y la Comisión Federal de Comercio, o FTC. En México se encuentra la COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios).
Tanto la COFEPRIS, como la FDA están a cargo de garantizar que los alimentos, los medicamentos y los cosméticos sean seguros y estén etiquetados de manera precisa. Los medicamentos tienen que pasar por un riguroso proceso de aprobación para mostrar seguridad y eficacia antes de llegar a los estantes. Pero la mayoría de los cosméticos no califican como medicamentos.
Si no es un medicamento, la compañía solo debe asegurarse de que no digan que su producto puede prevenir o tratar una enfermedad. Eso es una gran negativa, y tanto la COFEPRIS como la FDA pueden impedir que las corporaciones vendan productos usando esas declaraciones de propiedades saludables. Sin embargo, la COFEPRIS, y otras agencias de salud mundiales se basan en la mayor parte de la aplicación de los estatutos y protocolos de la FTC, que por sí misma tiene la tarea de garantizar que los anunciantes no jueguen con la verdad.
Por ejemplo, si una compañía afirma que su producto está 'clínicamente comprobado' para prevenir la demencia, eso implica que tienen pruebas concluyentes de que sí lo hace. Entonces, si no pueden generar datos para respaldar la reclamación, la FTC puede imponerles una multa y retirar el producto del mercado. Eso está sucediendo en un par de casos de alto perfil, como con el fabricante de 'juegos mentales' Lumos Labs. La FTC le dijo al fabricante de la aplicación que dejara de usar declaraciones engañosas y lo multó con 2 millones de dólares.
Pero como consumidor, es importante recordar que la FTC solo puede perseguir a los productos engañosamente publicitados. También toma tiempo hacer cumplir las reglas, por lo que muchas empresas pueden hacer falsas afirmaciones por un tiempo antes de ser atrapados. Algo etiquetado como 'clínicamente co,probado' podría tener los estudios para respaldarlo, o no, y simplemente no ha sido detectado por los reguladores todavía.
Por lo tanto, si esa elegante crema hidratante en el estante dice que está 'clínicamente conprobada para hacer que su piel se vea 10 años más joven', probablemente valga la pena analizarla antes de comprarla. Porque la mayor parte del tiempo, es solo un truco de mercadeo.